En el fondo es lógico porque la trama es, casi, un calco de la peli de 1984. Supongo que puede defraudar, por eso mismo, a todos los seguidores (y son muchos) de aquella saga.
Si uno se olvida de ella y se centra en lo que tiene delante, la cosa funciona bastante bien porque hay muy buenos golpes: físicos y de humor. Jackie Chan, ya lo sabemos, es un tío con mucha imaginación para los coreografías y el tío nos deleita con una pelea muy simpática en un callejón contra un grupo de adolescentes macarrillas. Jaden Smith, lógico, sale a su padre: tiene soltura, naturalidad y simpatía.
Total que, aunque la película sea larga, no aburre en ningún momento. Va dirigida a preadolescentes pero puede seguirse sin problema por cualquier tipo de público adulto. Y, aunque haya mucho ponerse la chaqueta y colgar la chaqueta, uno no acaba con agujetas porque, por suerte, lo único que hay que hacer es mirar.
Eso de que un chavalillo negro vaya a China a decirles a los chinos cómo ganar en su propio terreno, me suena un poco a espíritu Obama. A lo mejor voy muy lejos. Lo que no me acabo de creer es a esa madre dando gritos de alegría cuando su hijo apaleado vuelve a saltar a la lona, dispuesto a que le rompan en trocitos.
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