Debe ser verdad eso de que matar a un hombre es difícil (ese estrangulamiento en el sótano de la 1ª temporada). Pero luego, oye, le vas cogiendo el tranquillo y todo es cuestión de práctica.
Quién le iba a decir a Walter White, ese profesor de química cincuentón, con cáncer terminal, buscador de un sobresueldo complementario, cuando empezó a cocinar metanfetamina, que acabaría metiéndose en una guerra de narcotráfico, en el centro de dos cárteles. En el centro centro.
Vaya personajes. El propio Walter, su esposa, el abogado Saul, el narcotraficante Gustavo, Tortuga, los gemelos mexicanos, el simpático abuelito sicario que arregla problemas con sus globitos, el cuñado y la cuñada, el niño Tomás... Menuda galería de gente agradable. Bueno, Hank y Marie parecen majos, con su cleptomanía y sus cosas, pero ¿quién es perfecto?
Hay cosas muy fuertes. El atentado contra Hank, el atropello de los dos camellos, el final... Y la cosa sigue saliéndose de madre cada vez más y más y más.
Los pollos hermanos.
Creo que va a pasar un tiempo hasta que vuelva a comer alitas de pollo.
3 comentarios:
bien! ahora sabes de lo que hablo.
Pues sí. Pero hay que ver algunas cosas para creerlas. De hecho hay que verlas varias veces. Como el atentado contra Hank.
Llamada de teléfono, los gemelos que vienen, tiros, Hank aplastándole las piernas con el coche, el otro que va a por el hacha... Alucinante.
Hay algún capítulo vacilón y chorra como el de la mosca, pero esta tercera temporada es espeluznante.
Todas las escenas con los gemelos me parecen sublimes. La escena del polideportivo consiguió meterme en la tercera, a pesar de que no me gustaron nada los derroteros que parecía estar tomando de 'todo se relaciona' (me refiero a novia de Jesse-padre controlador aéreo)
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