8/6/09

Los mundos de Coraline

He aquí otra película de animación que cuenta más cosas que la mayoría de películas en imagen real y que, visualmente, resulta impactante.
Lo de coser botones a los ojos para robar el alma es una buena idea, pero la película no se agota ahí. Hay imágenes potentes y un compendio de los temas clásicos de las películas de terror: la puerta que lleva a otro mundo (y que también tiene algo de madriguera de Alicia en el País de las Maravillas), espejos tras los que se encierra a gente, fantasmas... Ese universo perfecto en el que todo es mejor: la Otra Mamá, el Otro Papá, la comida, los vecinos... Y, como todo universo perfecto, acaba por resultar terrorífico. Puedes ser feliz. Sólo tienes que entregar el alma.
También es llamativo el interés de Henry Selick por el mundo del espectáculo: el circo y el teatro, lugares donde acontece la magia.
Más cosas: vuelves al lugar del que huyes siempre que te encuentras en un mundo pequeño. Interesante. Hay que ampliar horizontes. Sobre todo cuando ese horizonte se vuelve en blanco y negro y, finalmente, en una nada blanca. Todas esas combinaciones de color, grises y blancos, de fluidez y líneas pixeladas logran lo que el director pretende: sumergirnos desde el primer momento en una atmósfera onírica e hipnotizante, un sueño inquietante del que no es fácil salir.
Fascinante.

No hay comentarios: