No tengo ni la más remota idea de por qué, para anunciar Listerine, los pubicistas han ido a escoger una profesión tan peculiar como la de reparador de postes eléctricos. No sé cuántos millones de pesonas se sentirán identificadas con la pose de los protagonistas del anuncio o a quién va dirigido exactamente el spot.
Pero allá ellos. Morgan Freeman está ahí. Antes de ser el malvado capitán de policía Doyle, antes de ser Red en Zihuatanejo e incluso antes de ser Dios con traje blanco.
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