Pero la película tiene sus virtudes.
Forest Whitaker da vida a un detective ceniciento que evoluciona de forma interesante. Creo que ahí está la clave de la película. A mí el final no me decepciona porque creo haber entendido esa progresión.
Julia Stiles es esa secundaria de lujo a la que ves en La sonrisa de Mona Lisa, la saga Bourne, o La profecía y logra que sus escenas se eleven por encima de lo normal. No falla. Por muy poca cancha que le den, se hace un hueco.
Hay varios accidentes de coche. Sin persecuciones, sin efectismos, sin explosiones. Se renuncia al espectáculo para ganar en un dramatismo eficaz.
Recuerda algo a Sangre fácil pero sin el humor de los Coen. Se ve que Kormákur, islandés, viaja con el frío en el alma y un chorrito de buenas intenciones. Cree que el mundo es malo pero que la gente lo puede hacer mejor.
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