7/5/06

Pequeño Woody Allen

Dicen los datos que casi 1.200 personas fuimos a ver Pequeño Manhattan en toda España. No es mucha gente. Mejor. Pude verla, solitario, en una gran sala y reirme a gusto durante la hora y media de proyección. Después hay quien se queja de que todas las comedias americanas son iguales: las románticas y las alocadas. Bien, pues aquí había algo nuevo que la mayoría no supo, no quiso o no pudo ver. Ya sé, ya sé. Un niño de 10 años se enamora de una niña de 11. Suena a patochada. Pero bastan 5 minutos para descubrir que se trata de una apuesta fresca, desarmante y locamente simpática. El modo de introducirnos en la corriente de pensamiento de Gabe, la utilización de los efectos especiales y una fotografía luminosa te arrrastran sin remisión. Woody Allen planea en cada plano. Otro día hablaré de School of Rock, otra de esas comedias originales que se salen de la norma y que la mayoría no supo, no quiso o no pudo ver.

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