En 1946 Dalí y Disney se
unieron para realizar un cortometraje. Nunca llegó a nada. Obviamente. Hay
explicaciones de todos los colores (problemas financieros, dicen) pero hay que
ser claros: el primero era un artista, el segundo un esmerado artesano.
Este cortometraje se realizó a partir del guión con que se contaba. Por supuesto la huella de Disney
es irrastreable. Es todo Dalí más añadidos yanquis absurdos (¿béisbol?).
Es una historia sobre comunicación y sobre
si estamos destinados a comunicarnos con alguien en concreto o con muchos. La
campana me parece bien.
La verdad es que es imposible saber qué
habría salido de las manos de Dalí y Disney porque la realidad
manda. Pienso que no fue posible por la razón ya citada. Construir un film así
no tiene mucho sentido.
Y Dalí jamás, ni en animación, habría
permitido ese ritmo tan acelerado. Él sabía lo que era contemplación.
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