En un pequeño pueblo de Texas. 1989. Dean
mata a un hombre que entró a robar en su casa. El padre del fallecido es un
tipo peligroso y acosa a la familia. Pero las cosas no son lo que parece, la
oficina del sheriff esconde secretos y un detective llega de Houston.
Y Dean, un buen tipo, al ver la corrupción
policial, decide arreglar las cosas a su manera aunque eso signifique asociarse
con criminales.
Me alegró que los derroteros del guión se
desarrollaran con frecuencia de modo inesperado. Y también que las cuestiones
morales, o mejor dicho, las inmorales, porque todo es sórdido en esta película,
tuviesen cierto peso.
Pero el director estuvo dubitativo entre hacer una
peli de aire independiente o una comercial en plan brutico. Y no hay nada peor
que la duda. Quiso hacer ambas y el final tira más bien a desastroso con un
tiroteo y muchas vísceras.
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