Es una película envuelta en un estilo documental pero con toques de mitología primitiva, irrupciones de realismo mágico y de realismo social. El viaje hasta el burdel y el encuentro con los monstruos son dos cosas que deberían darse de bofetadas. Pero, a su manera extraña, funcionan.
Porque esas mujeres del burdel, ante la presencia de las niñas, muestran su corazón, la nostalgia de la inocencia perdida, el desencanto de sus sueños de futuro. Y esos monstruos, que nos acechan en el puente inestable, son la presencia de la realidad, el instante en que nos hacemos adultos y debemos hacerle frente a la adversidad tratando de contener las lágrimas. Sin éxito.
-No parecía una prisión. Era una pecera sin agua.
Exclusivamente para cinéfilos de piel dura.
2 comentarios:
A mí me llama bastante, después del trailer no sabía muy bien si me había encantado u horrorizado, le daré una oportunidad.
Imagino que, cuando acabes de verla, te verás exactamente igual: no sabrás si te encanta o te horroriza.
Publicar un comentario