Todos
sabemos que Spielberg está
amortizado. Lo mejor de él es que también lo sabe. Le veremos dirigiendo cosas
en el futuro (Tintín, por ejemplo), pero al menos tiene la decencia, después
de unos cuantos errores, de no ponerse tras la cámara si no tiene nada que
aportar.El problema de Falling Skies es que es aburrida. Y lo es por un motivo muy sencillo: cuenta en 10 capítulos lo que debería haber sido contado en tres o, como mucho, cuatro.
Ese colegio derruido, el John Fitzgerald Kennedy, es testigo de idas y venidas, vueltas y revueltas, que no conducen a ningún sitio. Las tramas se vuelven circulares y, tras aparentar que avanza la acción, vuelven a dejarnos como estábamos.
Un tostón.
Yo me he quitado el captador de modo que, si no hay segunda temporada, no la echaré de menos.
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