
Y, aunque el guión no vaya muy allá, Saldanha te golpea con su derroche de colorido, una brutalidad en la paleta cromática, unos arranques locos de contrastes. Deslumbrante en el carnaval, en la selva, en los pájaros, en los bailes.
Para aquellos que odiamos el fútbol cada vez más, hay una escena muy divertida en la que los pájaros organizan el gran apagón justo cuando llega el gol.
Si te va la samba, vete a Río.
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