(Esto lo he buscado en internet porque no tengo ni pajolera idea de moda).
El documental cuenta cómo se hizo ese número. También es una aproximación a Anna Wintour, la mandamás de Vogue: trabajadora, incombustible, fría, distante, con el mismo sentido del humor de una zapatilla. En ella se inspiraron para la parodia de El diablo viste de Prada y creo que ver ambas cosas es un buen combinado. Porque aunque el documental sea más real, quizá la ficción se aproxima mejor a la psicología.
Sin embargo, el personaje más interesante de Vogue, en mi opinión, es Grace Coddington, la directora creativa, una señora con muchísimo sentido común. Me gustó esa idea de que sólo las modelos deben ser perfectas. Con eso es suficiente. Alguien capaz de vivir en el mundo de la imagen sin obsesionarse con la imagen merece consideración.
Y aguantar a Anna Wintour durante 20 años es para hacerle un monumento.
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