Otra
película basada en un hecho real sobre un hombre en un barco. El propósito: dar
la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Era el año 1968 y sólo se había
logrado dar la vuelta al mundo haciendo una escala.
En
esta ocasión hay muchas cosas equivocadas en esta película. Empezando por la
fotografía y siguiendo por el tono hasta llegar al objetivo general. No voy a
desvelar la historia aunque es fácil consultar en internet. Sin embargo, para
contar este contenido, no puedes usar ese estilo.
Esta
clase de historias tienen su fondo, su moraleja, si quieres. Pero para expresar
el significado profundo de lo que quieres narrar es preciso utilizar otros
recursos y planteamientos. Es como si los responsables no fuesen conscientes de
que hay que transmitir un contenido y, por tanto, despojan al relato de
verdadero drama, de situaciones significativas, de metáforas.
Pese
a Colin Firth, Rachel Weisz y David Thewlis, el resultado
es muy sosillo.
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