23
de diciembre. Avechot. Un pueblo en las montañas. Una chica de 16 años
desaparece en la niebla. 7 minutos después de salir de casa, su móvil se apaga.
El inspector Vogel investiga… a su manera.
Es
una película bastante cínica tanto como con los medios policiales como los
periodísticos. Toni Servillo da vida a Vogel y no le importa filtrar
noticias para lograr sus objetivos. Es ese juego de manipulaciones policiales y
periodísticas el verdadero engranaje de la historia. La verdad es esquiva,
remota, alejadísima de la realidad. Las percepciones subjetivas de todo el
mundo distorsionan los hechos. En el fondo se trata de una expresión de la
cultura de la posverdad. No hay verdad. Y, si la hay, es inalcanzable. O a
nadie le importa.
No
es una peli policiaca al uso. No es habitual encontrarse con algo así en la
pantalla. Y menos aún si se contempla desde su final rompedor. Aparecen por ahí
Greta Scacchi y Jean Reno. Las interpretaciones, enfáticas,
intensas, tienen mucho peso.
Interesante
en muchos momentos. En ocasiones pierde ritmo aunque todo tenga su razón de
ser.
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