8/12/16

Hasta el último hombre

Se acerca el final de año, la carrera de los Oscar se aproxima y las películas con pretensiones de premio comenzarán a aparecer. Después de verlas tendré que revisar el juicio pero, por ahora, Mel Gibson se sitúa en los primeros puestos. Y, sinceramente, dudo que le superen. Mejor película, mejor director. Parecen suyos.
Hasta el último hombre es potente, inteligente, dura (durísima), cruenta, violenta y pacifista. Porque hace lo que hacen los buenos directores. No impone. Expone. La historia de un médico pacifista en medio de la salvajada de la guerra.
Buenos personajes, buenas psicologías, buen guión, un ritmo de una precisión maravillosa, tres actos en la historia y secuencias impactantes de esas que se te quedan en la memoria.
Es difícil encontrar películas que te dejen pegado, sacudido y despeinado en el asiento. Y Hasta el último hombre lo consigue. El horror y la bondad, la brutalidad y la fe, le fealdad y la belleza, el bien y el mal. Es la historia de siempre contada con esa energía que posee Mel Gibson.
Este finde ve a verla. Acabarás en un baño de sangre pero quedarás fascinado por el retrato de un gran personaje. Es la fuerza que el cine posee cuando es bueno.

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