No está bien desear la muerte de un niño,
pero Minx, esa niña repipi, me cayó fatal y pensé que la habían hecho tan
odiosa para que cuando muriese no sólo no nos diese pena, sino que además lo
celebráramos con champán. Oh, sí, esa maldita sabelotodo, estúpida y repelente
enana.
La verdad es que terminé de ver la temporada
por ella. Sienta tan bien odiar a alguien con tanta intensidad… Hacia el final
trataron de mostrárnosla más cuchi-cuchi, con su punto tierno, pero que me
quiten lo bailao.
Cada verano aparecen series de este estilo (La cúpula, Crisis…) y no logro acabar ninguna. The Whispers tiene agujeros de guión y un agujero tan
descomunal que seguro que lo notaron los guionistas pero decidieron tirar para
adelante a pesar de todo, pero mal que bien me entretuvo lo suficiente.
El aceleradísimo capítulo final resultó lleno de
tensión (y con demasiadas elipsis, deberían habérselo tomado con más calma). La
pregunta sobre los niños queda para la segunda temporada. Y Claire Bennigan,
claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario