Por supuesto un relato corto de Ray
Bradbury no da para una serie. Ni siquiera uno de sus libros da para una
serie. Quizá de El vino del estío.
Lo que puedes hacer es capturar el espíritu, la esencia, la dinámica.
Y eso The
Whispers lo hace bastante bien. Basta con ver los minutos de apertura
del episodio piloto. Lo inquietante, lo perturbador, lo lúgubre, se instala en
un instante en la confortable y cotidiana vida burguesa americana.
Niños. Cuando vemos un niño siniestro vemos
al niño siniestro. El mérito de la serie es trabajar con niños candorosos
capaces de hacer cosas letales mientras siguen siendo inocentes. Muy difícil
trabajar con niños y arrancarles esas interpretaciones. Ese es el desconcierto
de la policía: no presentan trastornos psicopáticos… porque no los tienen. Sólo
un juego al que son alentados por…
Y está el avión desaparecido en el ártico y
las cosas misteriosas del desierto del Sáhara y el vagabundo.
Todas las piezas confluyen en una agente de
la NSA especializada en trato con niños.
Tan misteriosa como Expediente X y tan espeluznante como El pueblo de los malditos.
Ahora a ver si saben desarrollarlo y
mantener el tono.
Dominación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario