La juez Felder detesta a los hombres, es
rigurosa, trabajadora, estricta. La más feroz, la más inteligente. Pero está
embarazada no sabe cómo. Tal vez ocurrió algo en nochevieja. El ADN señala a un
asesino que come ojos.
Un pasatiempo loco, absurdo y con momentos
verdaderamente divertidos. Las interpretaciones no es que sean histriónicas,
son totalmente desquiciadas. Describe un mundo poblado de idiotas, desde jueces
a delincuentes pasando por abogados y policías. Idiotas con cierto encanto
patético.
Todo está muy forzado pero hay que
reconocerle su originalidad para presentar una comedia romántica distinta a la
que no le faltan algunos momentos gore delirantes. El encuentro entre la juez
Felder y el Come-Ojos, el modo surrealista en que se van conociendo, tiene
mucha gracia.
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