Fui
con miedo a ver esta película porque, si puede haber algo peor que Transformers
es un Transformers en plan pastel.
Me
hizo pensar que, con frecuencia, la corrección política lleva a unas
contradicciones brutales. El boxeo tradicional, entre humanos, ya no se lleva
para que la gente no suelte la bestia parda que lleva dentro. Así que ahora los
que pelean son robots. Por tanto, la gente transfiere los sentimientos a los
robots y sigue soltando la bestia parda que lleva dentro.Y a nadie se le ocurre plantearse la contradicción. Mejor ser sentimentales que admitir la verdad.
Bien. En realidad la peli no da para tanto. Estas son, simplemente, ociosas ocurrencias mías. Lo cierto es que, admitido que nos encontramos ante una peli familiar, la cosa no está tan mal. Hugh Jackman y su cara de Lobezno ayuda, mucho, a que los fotogramas no destilen miel.
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