CJ7 es la última marcianada, y nunca mejor dicho, de Stephen Chow, ese director hongkonés capaz de pasar, de un plano a otro, del chiste marrón más absoluto al lirismo más acaramelado. Es una película destinada, única y exclusivamente, a aquellos que disfrutaron de Shaolin Soccer y Kung Fu Sion.
Destinada a mí, por ejemplo.
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