Y pese a que es increíble y blandito y, en ocasiones, hasta bochornoso, no me aburrí. Porque uno va a ver Rocky Balboa como quien va a escuchar las batallitas del abuelo. Y acaba por hacerte gracia ese poquito de autobiográfico, ese bastante de autorreferencial y ese mucho de nostálgico.
Aceptas ver a ese chaval (60 años) boxeando y no te crees ni uno solo de los golpes que se dan. Pero Stallone, se piense lo que se piense de él como actor, nos ha dejado al menos dos iconos: el propio Rocky y Rambo. Ya les gustaría a muchos.
No me desagradó asistir al homenaje que el tío se montó en su propio honor. Lo hizo con elegancia.
Y Milo Ventimiglia, alias Rocky Jr., alias Peter Petrelli, seguía haciendo el papel de pringao de la familia.
1 comentario:
Lo del spin off no es mala idea. Y da para más Rockys
Publicar un comentario