La brujería tuvo su auge en la época en que
se sitúa la película. Hay actas a patadas en Alemania, Inglaterra y también en
las colonias evangélicas que huyeron a Nueva Inglaterra.
La peli se apoya en crónicas, artículos de
periódicos y documentos históricos para relatar una historia de terror que no
tiene nada que ver con las pelis de terror habituales. Robert Eggers, el
director, es un novato. Pero sus imágenes parecen tener décadas de experiencia.
Recuerdan a Dreyer, a Ingmar Bergman y al Haneke de La cinta blanca.
Minimalista, espléndida en su fotografía y
con una atmósfera insana, obsesivamente enfermiza, se convierte en un producto
realmente agobiante. 80 minutos de angustia sin sustos tontos ni ruidos
estúpidos. Es la duda, el miedo, el aislamiento, el fanatismo y el atractivo
por el mal lo que arrastra a una familia a la desesperación. Una atmósfera
inquietante y opresiva construida para no dejarte respirar.
Interesante, apta para pocos paladares, pero
dirigida con sorprendente maestría. Una sorpresa iba a decir que agradable,
pero agradable no es la palabra. Es perturbadora con mucho mal rollo. Sorpresa
cinematográfica agradable, sí.
2 comentarios:
Una peli de miedo que merezca la pena? Pensé que eso ya no existía.
Ya te digo que no sé si la pueda calificar de miedo en sentido estricto. Es opresiva, angustiosa, tensa. No hay efectismos, es casi cinéfila en ciertos sentidos. Es un riesgo para el director y para el espectador.
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