Y Will se ve metido en una red de asesinos anónimos.
Supongo que, por aquello de ser Nueva Orleans, han copiado la estética de Treme, con todo ese ambiente sucio y polvoriento y mugriento y cutre. Pero no le acaba de cuadrar del todo a un thriller.
En la trama hay suficientes sorpresas y giros pero sin pasarse. Alguno de los giros incluso me encantó. Sin embargo todo suena a prefabricado, a ideas múltiples tomadas de aquí y de allá.
Dos cosas hay que reconocerle a Nicolas Cage. La primera es que escoge bien las compañías. Esta vez con January Jones. Y Guy Pearce en reverso tenebroso. La segunda es que escoge mal a qué pelis se apunta: desastres de taquilla. Ghost Rider: Espíritu de venganza, Bajo amenaza, Furia ciega, En tiempo de brujas, El aprendiz de brujo...
Dichoso conejo hambriento y saltarín.
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