15/4/09

Dragonball Evolution

Lo mejor de esta película es que dura 80 minutos. El sufrimiento se pasa enseguida.
Supongo que los verdaderos aficionados a la serie o al cómic pueden declarar con toda paz que se trata de una herejía.
Los que no somos tan aficionados nos quedamos, simplemente, con cara de póquer. Apenas nada de lo que ocurre tiene sentido: ni las bolas, ni la misión, ni las reacciones, ni la forma de solucionar las secuencias...
Está claro que ya se puede hablar del fiasco del año.
Lo que me sorprende es que en Estados Unidos se estrenan a la vez Hannah Montana y Dragonball Evolution. Ambas tienen a sus espaldas un nutrido equipo de fans, un presupuesto similar, alrededor de 35 milloncetes de dólares, y todo el mundo sabe que las dos son unos bodrios. Sin embargo, la respuesta del público es totalmente distinta: Hannah Montana arrasa la taquilla y Dragonball Evolution es condenada al ostracismo.
Obviamente se trata de publicitarlas mejor o peor. Una ha acertado la otra no.
O quizá es que a la gente le importa un pimiento que Hannah Montana sea una chapuza, pero se espera cierta calidad de Dragonball Evolution.

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