Si alguien no entiende estos datos me parece que el ejemplo de El brau blau es muy elocuente.
Copio lo que dice la sinopsis que envían desde la productora:
Un joven fascinado por el mundo de los toros vive aislado en el campo tratando de dar forma a su obsesión: el toreo interior, toreo sin toro. Un camino espiritual basado únicamente en la técnica como fin en sí mismo. Para ello, tras un periodo de formación y entrenamiento individual, comenzará a construir un espacio propio donde llevar a cabo su gran obra.
Dura 63', gracias a Dios, pero incluso le han hecho un tráiler.
Ante una cosa así caben dos opciones. La primera es darle un 10, alabar su independencia, su friquismo, su originalidad. La segunda es decir la verdad y señalarla como una tomadura de pelo.
Las cámaras digitales permiten que cualquiera haga una película. Evidentemente, no se trata necesariamente de una ventaja.
Me hace mucha gracia lo de "su gran obra". ¿Quién habrá decidido el calificativo?
2 comentarios:
zen aplicado al toreo... promete!
Mucho.
No entiendo cómo no hay colas en los cines.
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