Lo más sorprendente es que hasta hace gracia en varias ocasiones y tiene algún que otro diálogo mordaz: la comparación entre las tiendas y los hombres.
Normalmente, cuando voy a ver este tipo de películas, no hago otra cosa que bostezar. Pues esta vez no.
Tener ahí a John Goodman, Joan Cusack y Kristin Scott Thomas para hacer de meros comparsas en algunas escenas da un poco de pena.
Personalmente soy alérgico a las tiendas. Me da una pereza inmensa tener que ir a comprar algo. Más aún si se trata de ropa. Quizá por eso me alegran la cantidad de cosas absurdas que le pasan a la protagonista.
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