Apestosito y otras criaturas

Jo. Acabo de darme cuenta de que soy más friqui de Star Wars de lo que pensaba. Star Wars: Las Guerras Clon es una película de dibujos animados, episodio piloto para una serie y yo iba lleno de prejuicios. ¿Y qué pasa? Pues que a mí me gusta.

Tiene un montón de defectos, especialmente la torpeza para animar a los humanos, pero le veo varias ventajas con respecto a las modernas Star Wars I, II y III.

1. Las tres últimas películas eran prácticamente digitales por entero salvo algunos actores. Así que hacerla toda digital no cambia mucho.

2. Es cañera a tope. Vengan tiroteos y espadas láser. No hay sitio para los ladrillos románticos y las inútilmente complejas tramas políticas con que Lucas nos rellenaba dos horas y media.

3. La batalla vertical en los muros del monasterio.

4. El personaje de la padawan Ahsoka. Una jedi adolescente y tirando a pija que al hijo de Jabba el Hutt le llama Apestosito, a R2-D2 le llama erredosito y a Luke Skywalker (futuro Darth Vader, no lo olvides) le llama, en plan irónico, Skyguay. Me hizo gracia, qué quieres que le haga.

5. Skywalker, el dibujo, acartonado y todo, ofrece mejor interpretación que Hayden Christensen.

El regreso de Rojo

Después de la resaca WALL·E más El caballero oscuro parecía que nada nuevo sería capaz de captar mi atención, nada lo bastante decente como para olvidar que, en un par de semanas, había visto mejor cine que en todo el resto del año junto.

Hellboy II: El ejército dorado no es gran cine con mayúsculas pero permite que entren en la cabeza nuevos fotogramas. Creo que es bastante recomendable por ambientes tan peculiares como el mercadillo de los trolls, peleas tan divertidas como la del bebé o charlas de hombres entre cerveza y música romántica como la que mantienen Hellboy y Abe:

-Daría mi vida por ella. Pero también quiere que friegue los platos.

Está el asunto de que, cuando algo le pasa a una mujer, no hay que preguntar. Se supone que debería ser obvio y por tanto es preciso deducirlo. Dilemas como éste, que demuestran lo complicadas que son las mujeres, y otras dificultades conyugales, llenan de humor todo el metraje.

Si me hubiesen aclarado, además, la extraña relación empática que existe entre las mujeres y los zapatos, le habría dado más nota. Aunque quizá eso lo dejan para una tercera entrega.

Bangkok Dangerous

Andaban un día por Bangkok los hermanos Pang (Oxide y Danny) sin saber muy bien en qué dar. Bajaron al videoclub de la esquina y, en la sección de cine europeo, encontraron un par de películas francesas de tiros: Transporter y Leon (el profesional). En cuanto las vieron, se dedicaron a pergeñar uno de esos guiones de cortar y pegar.

Hace tiempo, Nicholas Coppola, sobrecogido por ser sobrino de Francis Ford y primo de Sofia, decidió cambiarse el nombre por el de Nicolas Cage. Pretendía demostrar con ello que era capaz de abrirse camino sin el peso del apellido. Al principio, muchos le creímos. Bueno, yo le creí. Ahora, en fin... ¿Cito la lista de sus últimos desastres? La búsqueda: El diario secreto, Next, El motorista fantasma, The Wicker Man, World Trade Center...

Los Pang y Nicolas Cage se han unido para filmar Bangkok Dangerous y resulta que incluso tiene unas cuantas cosas buenas. No lesiona las neuronas ni nada de eso. La persecución de lanchas está bien planificada y resuelta, Nicolas Cage está menos histriónico que otras veces y algunas frases del guión estaban escritas con cuidado.

Pero la cosa es que esta película no va a sacar del hoyo a ninguno de sus participantes. Lo del romance con la tailandesa, aparte de que no va a ningún lado, entorpece la historia hasta aburrir. Y eso que es maja, la chica. Sordomuda y todo.

Carlitos y el campo de los sueños

La película te produce una continua sensación de lentitud. Luego lo he pensado y me he dado cuenta de que el problema está en la sucesión sucesiva de sucesos sucedidos sucesivamente en forma de clichés: como ya te sabes la escena de memoria, estás esperando a que acabe para ver si la siguiente es capaz de aportar algo nuevo.

Tampoco.

¿A ver la siguiente?

Pese a todo supongo que funciona bien para el público al que va dirigido. Al fin y al cabo Las Fieras Fútbol Club era una producción alemana bastante peor y no solo sacaron una trilogía sino que la exportaron a toda Europa.

El aliciente, para mí, estaba en los cameos: José Antonio Luque, Matías Prats, Pilar Rubio, Raúl González. Aunque sabía que Raúl ya había hecho sus pinitos en el cine aquí le veo por primera vez. Dice unas cuantas frases y todo. La verdad, le vi bastante suelto.

Jericho. 1ª temporada

Jericho, Kansas.

O cómo 5.000 habitantes sobreviven tras un ataque nuclear a Estados Unidos.

Esta serie me da un poco de pena. Tenía todo el potencial para convertirse en algo tan bueno o casi tan bueno como Perdidos: los secretos de cada persona del pueblo, el tipo que puede ser terrorista o agente de la CIA, los paracaídas con comida china y mensajes de apoyo chino, los rumores de la radio, los falsos ejércitos timadores, los ladrones que viven al margen del pueblo, los mercenarios de Ravenwood, el vecino pueblo de New Bearn, las alianzas y enfrentamientos sucesivos... Me encanta esa división en Estados Unidos, Estados Aliados y República de Texas. Me gusta la llegada de personajes misteriosos al pueblo, la salida de otros por necesidades varias...

La serie se acabó en el 7º capítulo de la segunda temporada. Algunos dicen que esos Estados Unidos devastados, la anarquía reinando por el territorio, no podía enganchar a los espectadores. Creo que el problema es mucho más sencillo. Cuando Jericho está a punto de ser grande, abandona las complicaciones para caminar por terreno fácil: quién sale con quién y quién está con quién no debía.

Es verdad que eso también sucede en Perdidos. Pero las tramas sentimentales no se comían el contenido esencial. En Jericho, en fin, es como pasar de una intriga global al patio de vecinos de Aquí no hay quien viva. Bien, en Jericho nunca caen tan bajo, pero ya me entiendes.

Me enganchó. Mucho.

Cinturón Rojo

Cuando David Mamet se pone en plan autosuficiente está a punto de caer en el solipsismo.

Y a quien no le guste que se aguante. A mí me gustó.

La historia es la de un íntegro profesor de Jiu Jitsu. Pero el que espere peleas de artes marciales que espere sentado. Hay una, vale, pero lo interesante de esta película es la cantidad de elipsis que cualquier otra película consideraría como elementos esenciales: las peleas, los diálogos emotivos, las explicaciones en el comportamiento de los personajes... Mamet salta de una secuencia a otra y deja que el espectador suponga qué es lo que ha pasado entre medias.

Sobrio, absolutamente básico. No es una gran película pero, en ocasiones, parece que estuviese investigando un nuevo modo de hacer cine.

Y el guión, como es del propio Mamet, es sólido.

¡Mamma mia!

Por un lado tienes las canciones de ABBA y, por otro, quieres hacer una película. Así que, con talco y calzador, fabricas un guión para que encajen las canciones.

A los guionistas no se les ocurre otra cosa que inventarle a la protagonista una terna de posibles padres para así poder triplicar las ocasiones de montar numeritos.

Pero los numeritos no son gran cosa. Confían en que los escenarios naturales de Grecia y los vestidos de colores sean suficientes. Y no: no bastan. No existen coreografías. La gente se limita a moverse de aquí para allá como buenamente les apetece.

Además, después de los extremadamente horteras títulos de crédito, John Travolta puede recibir un título de elegancia.

La pregunta del millón es: ¿A ningún guionista se le ocurrió que una simple prueba de paternidad podía habernos ahorrado toda esta estulticia? Los progresos de la ciencia están para algo.

Eso sí: el título es perfecto.

Riget II (El Reino II)

La segunda temporada es, fundamentalmente, una comedia de terror en la misma medida en que la primera era un drama. El surrealismo se desata y no hay un personaje que no esté como una cabra.

Hay cosas verdaderamente desternillantes. Creo que Lars von Trier pierde la sutilidad de la primera temporada. Allí conseguía introducir el absurdo y, con un toque, te devolvía a los terribles acontecimientos del hospital, haciéndote creer que todo aquello era posible. Aquí es imposible la credibilidad porque camina permanentemente en el esperpento.

El personal del hospital hace apuestas por las noches para ver si el piloto suicida de la ambulancia logra llegar sin estrellarse con nadie. ¿Existe algo más provocador? ¿El neurocirujano manteniendo charlas con el retrete? ¿El forense encantado de llevar dentro de sí el cáncer más grande del mundo?

Desde luego, tuvo que esforzarse mucho en hacer que el psiquiatra estuviese más loco que todos los demás. Pero lo consigue.

El problema de Riget es que no me atrevo a enseñársela a nadie. Los que aún mantienen cierta fe en mi cordura, la perderían definitivamente.

Pero, en fin, supongo que basta tener un poco de estómago (el bebé monstruoso es de lo más repugnante que he visto en mi vida) para echar unas risas presenciando el Bien con el Mal.

¿Quién abrió la caja del payaso?

Creo que la cuestión no es quién se llevará el Oscar sino quién subirá a recogerlo.

Me alegró la incorporación de Maggie Gillenhaal. Luego, visto lo que pasa con Rachel, quizá no hubiese estado mal que siguiese Katie Holmes haciendo el papel. Desde las butacas, habría soltado incluso alguna carcajada en plan ¡Ju, ju, ja, ja!

Me parece bien que El caballero oscuro, en la votación de imdb, esté ya un poco por debajo de Cadena perpetua y El padrino. Al mismo tiempo, confío en que no baje mucho más porque realmente es un peliculón.

No tengo nada en contra de que se haga una tercera parte sobre Batman si la calidad es tan buena, pero me gustaría ver a Christopher Nolan regresando a otras cosas. Empieza a ser un director algo más que interesante.

James Newton Howard y Hans Zimmer en la banda sonora. Tremendo. Especialmente ese sonido chirriante que va creciendo apropiadamente en las escenas de mayor tensión, ese chirrido que no sabes cuando empezó pero que esperas que acabe cuanto antes. La idea está tomada de Pozos de ambición pero la emplean muy bien.

Al salir del cine, el ocaso ocupaba todo el horizonte en las afueras de la ciudad. No te lo vas a creer pero, mientras esperábamos el autobús, revoloteando alrededor de la marquesina, había un murciélago. Miré a derecha e izquierda buscando la asombrosa moto. Supongo que Bruce Wayne estaba ya lejos en su fuga.

Dejad de quererme

La gente no quería contarme el final.

-Los tres últimos minutos son decisivos.

Eso decían y les creí. Supongo que es lo malo que tiene, una vez más, ver demasiado cine. Averigüé lo que pasaba mucho antes del final. En realidad más cerca del principio que del final. Había visto Conversaciones con mi jardinero, lo último de Becker y era evidente que aquello tenía que dar la vuelta hacia un final redentor y luminoso en plan Mi vida sin mí.

No me hicieron un favor al vendérmela como peli con trampa. Es verdad que la historia es un poquito tramposa. Pero el guión es bueno y, por momentos, extraordinario. Magnífica esa cena en la que Antoine se dedica a decir verdades como puños, insultando a todo el mundo, sin reparos en escupir la bilis; la secuencia con su esposa que se siente ultrajada, la humillación a sus hijos; la salida de la empresa y la transición con el autoestopista.

Es una pena la unión entre la rudeza y el merengue. Pero tiene bastantes cosas interesantes.

Y, ahora, me voy a ver El caballero oscuro que ya va siendo hora.

La gente quiere contarme el final.

Venganza

Bryan (Liam Neeson), ex agente de la CIA, está hablando por teléfono con su hija, de vacaciones en Francia, justo en el momento en que la secuestran. Bryan advierte al secuestrador que le pueden pasar cosas muy desagradables si retienen a la chica. El secuestrador no le cree y a Bryan no le queda otro remedio que empezar a destrozar París.

Entre Rescate de Mel Gibson y El ultimátum de Bourne.

Un piropo: es adrenalínica.

Una restricción: se queda muy lejos de los dos referentes.

No sé muy bien qué hace Liam Neeson en esto aunque logra dar el pego bastante bien. Como si fuese un héroe de acción de toda la vida.

Tiros, peleas y torturas son un poco lo de siempre; pero lo de la mujer del agente francés no me lo esperaba. Contundente.

Presto

Pixar tiene la sanísima costumbre de regalar a los espectadores un corto antes de cada uno de sus grandes largometrajes.

El corto telonero que precede a WALL-e se titula Presto. Ayer, claro, no comenté nada sobre él porque aún estaba noqueado por el plato fuerte. Pero de pronto me acordé del aperitivo de Presto y merece unas palabritas.

Es una historia de magia. De magia de salón, de magos que sacan conejos del sombrero. Pero es también magia de la otra, con sus propias reglas. Esa idea de que el brazo del mago, al entrar en el sombrero se alarga a otro lugar, da pie a una serie de rapidísimos gags. El conejito, graciosísimo: una especie de sindicalista que no está dispuesto a trabajar si no come su zanahoria.

Debería extenderse esta costumbre a más películas: te ponen a tono, con una predisposición adecuada para lo que venga después.

WALL-e: Batallón de limpieza

Ya está. Pixar. Han vuelto a hacerlo. Otra vez.

Una obra maestra incontestable.

Técnicamente deslumbrante, con un contenido lleno de inteligencia, arrasadoramente romántica. Divertida, conmovedora, sorprendente.

Hay que ser muy valiente para suprimir los diálogos durante la primera mitad del metraje.

Y hay que ser un genio para rodar el final. Esa escena me parece una de las cosas más maravillosas que se haya filmado alguna vez. ¿Cosas materiales? ¿El cubo de Rubik, una bombilla? No. ¿Cosas que alimenten la mente y los sentidos? ¿Música, baile, cine? No. Lo que ama WALL-e es... a EVA.

Y EVA no es un nombre cualquiera al azar.

Mucho mejor que Soy leyenda, mucho mejor que 2001: una odisea del espacio. Mucho mejor que E. T.

La brutal experiencia de contemplar algo bien hecho me ha dejado pasmado.

Nueva marca

Hellion: El ángel caído vuelve a batir una nueva marca en lo que se refiere al tiempo que pasa una persona en mitad de la carretera antes de que un coche la atropelle. La de Sentencia de muerte no estaba mal, pero la de Hellion se sale. No sólo atropellan a la chica después de medio minuto (o más) sino que un tipo le pregunta que si no vio el coche. Todos sabemos que la pregunta debería haber sido cómo es posible que el coche no viera a la chica.

La chica, Roxanne, es Sarah Wayne Callies (en la vida real) más conocida como Sara Tancredi (en la ficción de Prison Break). Reconozco que ella era un aliciente para ir a ver esta película. El escaso interés por Prison Break me duró mientras duró ella. Cuando le decapitaron (en la serie) por haberse quedado embarazada (en la vida real) terminó el único personaje con cierta complejidad.

El otro motivo era que el coprotagonista se llama Josh Holloway (en la vida real), es decir Sawyer (en la serie de Lost).

Los pobres no tienen mucha opción de lucimiento: un grupo de delincuentes secuestra un niño. El niño, que tiene poderes diabólicos se lo pasa chachi matando a los secuestradores, a los polis y a todo el que pasa cerca. Algo así como un cruce entre La profecía y Solo en casa. Creo que podría haber salido una buena comedia. Como película de terror...

Salí a la vida real sin haber logrado meterme en la ficción.

Riget. El vídeo musical

Otra cosa que se le da muy bien a Lars von Trier es promocionarse. ¿No es increíble que con las películas que hace consiga que le distribuyan?

Le saca partido a todo. Hay que reconocérselo.

En esta ocasión está el video musical titulado The Shiver, bastante gracioso si tenemos en cuenta que se basa en los hechos espantosos de Riget.

Supongo que también dice mucho de mí: he prometido como una media docena de veces que jamás volvería a ver nada de Lars von Trier. Y vuelvo a pecar. No sólo eso sino que busco información y añadidos y hasta me veo los extras del DVD. Me impacta, lo admito, qué le vamos a hacer. Pero después de ver la segunda temporada de Riget no volveré a ver nada más de este señor... hasta la siguiente vez que lo haga.

En fin: es la lucha de todo hombre. El Bien con el Mal.

David Trueba

"Lloro cada vez que veo E. T., pero detesto a Spielberg porque ha hecho un daño brutal al cine".

Sí señor. Con un par.

Esta es una frase de David Trueba, autor de obras maestras tales como La buena vida, Obra maestra o la más conocida Soldados de Salamina. Su extensa producción de cinco largometrajes, un cortometraje, un documental para televisión española y otra cosa que salió directamente en DVD, ha llegado a recibir, en conjunto, casi el mismo número de espectadores que una película cualquiera de Spielberg.

No me preocupa la envidia y, ni siquiera, la abismal ignorancia.

Lo que me preocupa es que este señor, en vez de dedicarse a algo en lo que esté más puesto, se dedique a hacer cine en España. Y nos extrañamos de que el cine español vaya mal.

La Momia: La tumba del Emperador Dragón

Hace tiempo hablé de personajes con apellido irlandés que jamás daban un paso atrás (John McClane, Juno MacGuff) y sabía que me dejaba uno. Era, obviamente, Rick O'Connell.

Al igual que en las dos entregas anteriores, lo mejor de O'Connell es que siempre va de frente: a por la momia. Sabe que los poderes del engendro son sobrenaturales, sabe que está en inferioridad de condiciones y sabe que tendrá que añadir una nueva peor situación a su ránking de peores situaciones. Pero a pesar de todo, va a por ella. Recibe golpes hasta en el cielo del paladar pero, como no ceja, acaba por encontrar el punto débil.

A favor: se me pasó en un suspiró, llegó el final y no había mirado el reloj ni una sola vez. Entretenidísima.

En contra: mientras cenaba, ya no me acordaba de qué peli había ido a ver.