Siguen
siendo muy fieles a la obra literaria. Creo que quien no la haya leído se
pierde algo porque, para mí, uno de los mayores alicientes es ver cómo buscan
soluciones visuales a las propuestas escritas casi inimaginables.
También
creo que mejora la primera temporada. Hay más personajes, muchos son
recurrentes, la historia se enriquece
con giros inesperados…
No
sé si la ve mucha o poca gente porque Netflix no es de dar datos. Sospecho que
la vemos pocos. Pero yo me lo paso en grande. Me encantan este tipo de
historias. Te sientas a ver algo liviano (que lo es) pero no se corta a la hora
de matar a los buenos. El muy cenizo Lemony Snicket y sus monólogos pesimistas
tienen una razón de ser: son verdad.
Y
de la tontería más grande extrae el drama. Menudo cliffhanger con el que se cierra la temporada.
Y,
sobre todo, lo más importante: es distinta a cualquier otra cosa. Y entre las
mil series que existen, aprecio las rarezas excepcionales. No todo van a ser
médicos, abogados, polis y mafiosos.
Por
poner un defectillo: media hora, el formato de comedia, le habría sentado mejor
que los 45 minutos del drama.
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