Tres
años después del 11-S, Ned (Michael Angarano) sigue conmocionado,
obsesionado, con cazar terroristas. Quiere ser marine. Pero no le aceptan
porque no tiene muchas luces. Vive con sus padres, Allison Janney y Ed
O’Neill.
-Una
parte de mí quiere saber qué hace, la otra no.
Y
mientras decide convertirse en agente infiltrado dentro de su pueblo, conoce a
una chica (Melissa Benoist) que le ayuda a grabar a los terroristas
sospechosos.
Es
un drama que cuenta la historia de unos pocos personajes con vidas entre
difíciles y muy durillas. Pero la personalidad de Ned y sus excentricidades le
aportan los toques de comedia necesarios para que nada sea excesivo.
Es
una película muy sencilla, otra sobre la América profunda, con esa gente que
las pasa canutas para llegar a fin de mes, con buenos sentimientos y su
incuestionable interés por las buenas personas.
El
final es un tanto sentimental. Pero encierra lo que de verdad le interesa
mostrar a la película: la necesidad de la amabilidad para construir un mundo
mejor.
No
tiene grandes pretensiones de modo que, aunque sea demasiado simple, no finge
lo que no es.
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