9/4/16

Objetivo Londres

80 minutos sin contar los créditos. Los primeros 25 minutos son los clichés de bla, bla, bla. Luego sí. Luego venga a destrozar helicópteros, coches y motos y puentes sobre el Támesis y la Abadía de Westminster y jefes de estado y personas que pasaban por ahí y comunicaciones y energía eléctrica. Y nadie te explica cómo han podido infiltrar todo y hackear todo. Y te preguntas por qué organizar, si ya controlaban todo, esta verbena.
Pues no te lo preguntes. Porque lo del helicóptero que se estrella y la siguiente escena con el presi y su guardaespaldas sin un rasguño… Ah, mira, ahora ya si hay luz. ¿No las habían apagado? Tú sigue mirando cómo explotan cosas. Y Morgan Freeman, vicepresidente, otra vez tiene que ser el presidente mientras Gerard Butler reparte estopa al otro lado del charco.
Todos hemos visto muchas pelis de acción absurdas, pero en la lista de las más incoherentes, de las más sin sentido, la presente debe ocupar un puesto muy destacado. Debe ser difícil escribir un guión tan zarrapastroso. Quiero decir, sabes que estás escribiendo una basura pero sigues adelante.
-No puedes entrar. Ahí dentro hay más de 100 terroristas.
-Deberían haber traído más.
Y tenía razón, el tío.

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