80 minutos sin contar los créditos. Los
primeros 25 minutos son los clichés de bla, bla, bla. Luego sí. Luego venga a
destrozar helicópteros, coches y motos y puentes sobre el Támesis y la Abadía
de Westminster y jefes de estado y personas que pasaban por ahí y
comunicaciones y energía eléctrica. Y nadie te explica cómo han podido
infiltrar todo y hackear todo. Y te preguntas por qué organizar, si ya
controlaban todo, esta verbena.
Pues no te lo preguntes. Porque lo del
helicóptero que se estrella y la siguiente escena con el presi y su
guardaespaldas sin un rasguño… Ah, mira, ahora ya si hay luz. ¿No las habían
apagado? Tú sigue mirando cómo explotan cosas. Y Morgan Freeman,
vicepresidente, otra vez tiene que ser el presidente mientras Gerard Butler
reparte estopa al otro lado del charco.
Todos hemos visto muchas pelis de acción
absurdas, pero en la lista de las más incoherentes, de las más sin sentido, la
presente debe ocupar un puesto muy destacado. Debe ser difícil escribir un
guión tan zarrapastroso. Quiero decir, sabes que estás escribiendo una basura
pero sigues adelante.
-No puedes entrar. Ahí dentro hay más de 100 terroristas.
-Deberían haber traído más.
Y tenía razón, el tío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario