Cuarta película de Mamoru Hosoda (aquí la 1, 2 y 3) y
primera en estrenarse en salas en España. Da pena que un director de su talla
llegue tan tarde a los circuitos comerciales.
Kyuuta es un huérfano que se pierde en el
mundo de los monstruos. Allí conocerá a Kumatetsu, que le tomará como discípulo
para enseñarle artes marciales.
El dilema de los personajes en la película,
como en todas las de Hosoda, es qué pinto yo aquí, para qué estoy, quién
soy. Las alusiones a Moby Dick
no son azar. Son esa búsqueda de la ballena: la lucha contra uno mismo para
conocerse. Porque hasta un niño puede llevar en su interior la bestia del odio.
Siempre es difícil resumir las películas
orientales. Cosa buena. Porque sus tramas se desenvuelven de un modo muy
distinto a las occidentales. Resultan imprevisibles, con giros de guión
inesperados. El humor cambia repentinamente al drama y súbitamente nos
encontramos inmersos en otra deriva del argumento con nuevos personajes.
Hosoda es demasiado explícito
en su mensaje, pero innegablemente logra un buen nivel de dramatismo y hace
evolucionar a sus personajes con habilidad.
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