Es una película que no envejece. Dejando al
margen sus dos icónicas canciones (Singin’
in the rain y Good Morning)
la película tiene mucho más. Sobre todo tiene un toque moderno o vanguardista o
como se le quiera llamar.
Me encanta esa historia dentro de la
historia dentro de la historia. Un músico se quiere abrir camino en Broadway. Y
lo mismo nos presentan abigarrados escenarios coloristas de neón, casi
futuristas, que alternan con espacios minimalistas, casi abstractos como en la
danza de la mujer del gigantesco velo.
Aunque El crepúsculo de los dioses sea una peli más profunda sobre los
estragos que provocó el paso del cine mudo al sonoro, Cantando bajo la lluvia también tiene su trascendencia, una
visión algo más juguetona pero también ácida e incisiva.
Pero puestos a escoger siempre me quedo con el baile
de Donald O’Connor y su loquísima Make’m
laugh.
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