Jack y Connie no están bien dotados para las
relaciones. Una pareja de amigos les presenta.
Uno de los mejores actores que ha existido, Philip
Seymour Hoffman, y una de las mejores actrices que tenemos, Amy Ryan.
Dirige él su primera película, una de las últimas cosas que hizo antes de su
fallecimiento. Es novel en la dirección pero no es un jovenzuelo. Quiero decir
que no comete el error de muchos directores primerizos: la pretenciosidad.
Es una historia pequeña, muy pequeña, demasiado
pequeña, cargada de una tristeza que los protagonistas amplifican y tratan de
atenuar con droga.
Le faltan muchas cosas para ser una buena
peli. La sutilidad es la más importante de ellas. Pero siempre es una delicia
ver actuar a Hoffman y Ryan.
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