Te quiero, Luc Besson. Te quiero
porque eres Luc Besson. Y a Terrence Malick le quiero porque es Terrence
Malick. Pero Luc, tío, no puedo quererte cuando pretendes ser Luc
Besson y Terrence Malick ¡a la vez!
Me gusta mucho esa visión del superhéroe, tan
distinta a la habitual. Qué le mueve, sus objetivos, la forma de hacer las
cosas. Me gusta mucho la secuencia inicial con ese montaje en paralelo entre la
entrega del maletín a la mafia coreana y el guepardo tras su presa, el ratón
olfateando el queso en la trampa.
Pero montar esa paradoja kantiana con las
formas a priori de la sensibilidad es
ir muy lejos. Demasiado lejos. La Lucy habilis
de los Leakey y los superpoderes. Un exceso. A Besson lo que es
de Besson y a Malick lo que es de Malick.
La peli me encantaba en su tono
conscientemente divertido, comercial y de acción. Cuando se puso metafísica
naif me hundió en la miseria.
Menudo final friqui, colega.
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