El problema es que, cualquier capítulo de Southland cuenta lo mismo, mucho mejor, con más personajes y con más profundidad. No es más que eso, un capítulo de Southland (flojo) con un desmedido metraje.
Jake Gyllenhaal y Michael Peña son dos policías compañeros. Son muy buenos polis. Saben lo que tienen que hacer, a veces se saltan las reglas para ayudar a alguien. Pero tienen prestigio.
Hasta que algunos casos, unos buscados y otros encontrados por casualidad, comienzan a cabrear a las mafias mexicanas.
Una policiaca rodada con estilo documental. Sólo es capaz de penetrar en los dos protagonistas. A mí me habría gustado saber más de las otras dos polis, compañeras también, tías duras, que se dejan el corazón en casa.
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