23/2/11

Sin retorno

Miguel Cohan tiene una idea buenísima: esa secuencia final bien medida, controlada y dirigida. Y un problema gordo: cómo llenar la hora y media precedente para hacer un largometraje.
Algunas de las cosas que se le ocurren para el relleno están bastante bien. La mayoría son simplemente eso: relleno.
Entre el drama y el suspense de investigación no encuentra el ritmo adecuado para ninguna de las dos. Comienzo. Siete meses después. Tres años y medio después. Tres momentos que no ocurren cuando deberían ocurrir, que no desempeñan el papel determinante que deberían.
La ejecución, la puesta en escena es demasiado casera, creo yo. La peli no está mal y me gusta esa disección acerca de la mentira, cómo erosiona a la persona, la familia, las amistades, la sociedad. Pero resulta inconcebible que ganara la Seminci ex aequo con Copia certificada. Si uno las compara, la diferencia es abismal.
Bien por Leonardo Sbaraglia y Bárbara Goenaga. Un matrimonio bien avenido, él humorista, hasta que un día descubre la poca gracia que tiene la realidad de la mentira.

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