Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
-No querrás ver esta parte. No lo digo yo. Lo dice Hugh Jackman
en una de las escenas de la película. Imagínate. Es algo así como si vas a ver una
película de El hobbit y de
pronto aparecen Los pitufos. O
como si vas a ver una de Bourne
y te sale El superagente 86. Aquí vas a ver a un tío inmortal, con su
irrompible esqueleto adamantino y su fabulosa capacidad regenerativa y, cuando
te quieres dar cuenta, le han quitado parte de los poderes. Para equilibrar la
balanza. Y te dedicas a ver una de yakuzas y samuráis que te hace preguntarte:
¿por qué la han titulado Lobezno? Tienes que esperar hasta los títulos de
crédito para que aparezca algo que realmente (realmente, en esencia, no en
apariencia) tenga algo que ver con la mitología de los X-Men. Entonces, dirás, ¿qué tal funciona como una
de artes marciales? Bastante bien, aunque el guión es de un caprichoso
llamativo. El padre traiciona, el abuelo traiciona, el novio ahora no, ahora
sí, ahora no... Sigo sin entender porque el tal Hugh
Jackman se las lleva a todas de calle. Salvo a Víbora, claro. Casi me cayó
bien por eso. Bueno, igual con otros dos maromos así, se acaba la moda
metrosexual y los hombres dejan de depilarse. Espaldas como alfombras.
-Dijo que se sentía sola. Que sólo quería
meterse en la muñeca para estar con nosotras. Así que aceptamos. Hay cada pardillo por ahí... James Wan demuestra que tiene
pulso para el terror y que su inaugural Saw
e Insidious no fueron espejismos.
En un género tan manoseado, y sin estar a la altura de las grandes, hay que
reconocerle que se sitúa unos puntos por encima de la media. El matrimonio Warren se dedica a estudiar
casos paranormales. Ahora se han topado con uno bastante chungo. Un matrimonio
con 5 hijas que comienzan a padecer, de un modo muy evidente, el asedio de
espíritus malignos en la nueva casa que han comprado. Los Warren son católicos, pero las víctimas
no, así que tienen que empezar por ponerles al día de cómo funcionan las cosas. Demasiado efectista para mi gusto y
queriendo mezclar varias cosas más junto al subgénero del exorcismo. Pese a
todo funciona bastante bien. Lo bastante bien como para que los adolescentes
bullangueros del inicio, acabasen aconejados en la butaca. Una de las chicas
pidió que le cambiaran el sitio, entre los demás, no cerca del pasillo. Supongo que eso califica suficientemente la
película. -Palmadas. Plas, plas, plas.
Vi tres capítulos. Le encuentro cosas
negativas y cosas positivas. Empiezo por las negativas. Es una cuestión de gusto. Me empalaga tanto
caramelo, besitos, bodas, coronaciones. La parte romántica me agota.
Además,una historia con tantísimos
personajes, exigiría más capítulos y desarrollo. También esperaba que Margarita
de Anjou tuviese más protagonismo y, de momento, no ha sido vista en
pantalla. Finalmente hay algunos errores históricos, pero supongo que son lo de
menos. Está muy bien algo a lo que no se le suele
dar importancia y que aquí sí se la dan: la vertiente femenina. Porque los
hombres podían salir a la guerra y montar carnicerías. Pero era en los gineceos,
los cuartos privados de las damas, los salones del sexo débil, donde se cocían
traiciones, espadas, venenos y muerte. Esos diálogos refinados y cortantes,
esas sutilezas acerca de sangre y cortar cabezas, estaban muy de moda a partir
del siglo XIII en las habitaciones de las señoritas. Por cierto, Juego de Tronos se inspira en la Guerra de las Dos Rosas (Lannister-Lancaster,
Stark-York) y, aunque la gente no lo crea, lo que pasa en Juego de Tronos es de aficionados.
Si alguna vez quieres comerte el tarro con un puzzle de nombres, genealogías,
traiciones familiares, niños desaparecidos, bastardos, cabezas clavadas en
picas y mujeres vengativas (Margarita de Anjouy Elizabeth Woodville, esas sí que...),
acércate a la Guerra de las Dos Rosas y verás. Y además fue verdad. A mí me derrotó el pasteleo. Pero si a ti no te
molesta, es una serie bastante recomendable.
Toda regla tiene su excepción. Con
frecuencia he criticado el poco sentido del found
footage. Pero he aquí una película a la que le va como anillo al dedo.
Hasta cierto punto, parece exigirlo. De hecho, lo que menos me gusta, es la
labor de edición. Un relato cronológico habría sido mucho mejor. Ciencia-ficción hard. 6 astronautas. 4 hombres y 2 mujeres dentro de una nave que
se dirige a Europa, satélite de Júpiter, con la esperanza de encontrar vida
bajo el hielo de la superficie. Me ha parecido muy interesante. El desenlace
me ha decepcionado un poco. Disfruté viendo a Sharlto Copley y a Anamaria
Marinca. Habría preferido que eliminaran un par de clichés. Me he
encontrado cómodo con el suspense e incómodo con el montaje. Y aún estoy
discutiendo conmigo mismo si la última imagen que ve Rosa es una buena idea o
no. Me recordó en algunos aspectos a Moon (ciencia-ficción, bajo
presupuesto, más ciencia que ficción, un satélite), en otros a Sunshine (tripulación de una nave
espacial intentando resolver problemas en cascada, factor desconocido
poniéndoles las cosas difíciles) y creo que las tres, pese a sus baches, las he
disfrutado por igual.
Mucha gente cree que lo que pasa en las
películas es verdad. Que los actores interpretan lo que son. Que sería posible
lo que se cuenta. Hay un proceso mental muy común que en muchos casos hace que
se confunda realidad y ficción. Muchos periodistas contribuyen a ello
afirmando que el mensaje es el medio. Que lo que cuentas es el modo de
contarlo. Que el impacto del titular, aunque no sea exacto, acerca a la verdad. A mí me formó la Historia del Arte y sé que
tengo que ver las cosas desde afuera. Lo que me interesa, lo que me fascina, lo
que realmente me parece bello, es descubrir el truco que uso el medio para
transmitir el mensaje. Por eso asocio magia y cine. Por eso me
gustan las pelis de magia. En cierto modo son metáforas mutuas. El engaño que
nos hace creer que algo es auténtico, lo imposible con apariencia de verdad. -¡Señoras y señores! ¡Un espectáculo en tres
actos contra el FBI! La he disfrutado muchísimo. Veo sus fallos.
El artificio se come a los personajes. Son esquemáticos y no queda clara su
evolución: no entendemos bien a Ruffalo, ni que Mélanie Laurent
se enamore de él, ni que los cuatro jinetes se metan en lo que se meten. El
espectáculo es lo principal. Y, la verdad, nunca una primera hora de película
se me había pasado tan rápido. Un ritmazo brutal al servicio del espectáculo y
el suspense. Pienso que otro director que no fuese Louis
Leterrier le habría sacado aún más partido. Pero me parece un
entretenimiento muy logrado.
1. Me gusta, en principio, la idea de una
serie sobre Doce monos. Pero
no están ni Bruce Willis ni Brad Pitt ni Terry Gilliam.
Se enfrentará al problema de las comparaciones y saldrá perdiendo. 2. Me gusta, en principio, la idea de una
película con Batman y Superman juntos. Siempre y cuando,
claro, se parezca más a Batman
que a Superman. 3. Me gusta, en principio, la idea de un Capitán America 2 que conecte con la
futura Los Vengadores 2. ¿Para
cuándo una peli o serie buena, buena de verdad, de una superheroína? 4. Brit Marling es consciente de esto
último. Los papeles para mujeres suelen ser tan malos que ha decidido escribírselos
ella misma. Creo que el cine necesita un vuelco urgente en este asunto.
Pongamos por caso que, en el horario del
cine, una película está prevista para las 16:00. Así que tú estás allí a las
16:00. Y puede empezar a esa hora o no. De hecho, lo normal es que no empiece a esa
hora. O que no empiece del modo que cabía esperar. De momento, en todas las
sesiones a las que he acudido, alguien ha tenido que salir a avisar al
proyeccionista de que había algún problema. Audio sí, pero imagen no. Imagen sí, pero
audio no. Comienzo sí, 5 minutos después se para y aviso para que la sigan
proyectando... Pienso que eso debe ser bastante normal
porque ni siquiera los niños se inquietan. La gente aguanta con paciencia. El
que ha salido a avisar al proyeccionista casi siempre ha sido el menda. O puede que el aire acondicionado, en una
ciudad en la que escasea porque no suele ser necesario, sea lo que se busca. Como
una espectadora decía: -Queixarme non me queixo. Está claro que Galicia es diferente. Muy
diferente. O no. Depende.
No hay por dónde cogerlo. Después de The River debería haber quedado claro que la cámara en mano, el
found footage, el documentalismo. el
estilo reality show, el como se
quiera llamar a la manía esa, no funciona para una serie. The River tenía un pase porque fue
la primera y no sabían cuáles serían los terribles resultados. Siberia se ha pensado que sí funcionaría porque han
decidido meter de todo. Copia y pega, plagia y remacha. Siberia es un batiburrillo sin pies ni cabeza, sin forma ni
estilo, sin contenido ni potencial. Y una de las bazas que juega es que, como
han copiado a todo, se la puede comparar con todo. Y si se compara se piensa
que es similar. Y nada de eso. Es mucho peor que casi cualquier cosa. Peor que The River incluso. Los personajes son puro cliché, pura
estupidez. Tienen la inteligencia justita y la voluntad justita para que se les
pueda considerar personas humanas. Aunque así son todos los de los reality, en eso aciertan. Esto ha sido el episodio piloto. Y, por mi
parte, el último.
Desde 1884 una maldición pesa sobre las
mujeres de la familia Lefebvre: siempre se divorcian del primer marido. Luego
el segundo funciona. Así que Isa monta la Operación Stimorol: casarse con el
primer cretino que encuentre y divorciarse 30 minutos después. Y ella que pensaba ir a Copenhague acaba con
su abrigo polar en una piscina de Nairobi, en bata por las calles, con un equipamiento
de un jugador de rugby y el vestido de fulana... Luego Moscú. Ahí está Diane Kruger que, al ser
alemana, habla inglés (ahí está en The
Bridge) y francés (como en este caso). Además de alemán, claro. Lo que
sorprende es que nunca la había visto en una comedia. Y lo hace muy bien. Mejor
que el drama, creo. Debería explotar más esta faceta suya. Ojo a la escena del ojo (de cabra), la del
león (un homenaje a La fiera de mi niña), la aparición de los masai, la del amigo imaginario... Una comedia romántica bastante maja. De esas
que antes hacían los americanos pero que, como ya no las hacen, ahora las
ruedan los franceses. Y los hombres a lo suyo: -¿Hemos ganado la partida?
No hay mucha trama. La cuestión del
espionaje a un villano es una excusa. Pero hay la trama que se necesita. Están los minions, que son, obviamente, un
bombazo. Así que los explotan. Pero justo lo que se necesita. Están las peques (Margo, Agnes y Edith), que
aportan la dosis de arrasadora ternura. Pero sin pasarse. Justo lo que se
necesita. Esa capacidad de aportar justo lo que se
necesita a una sucesión de gags, es lo que le hace una buena peli. Concebida para
que el público no pare de reír, tontería tras tontería, pero tonterías muy
divertidas. El factor añadido es que Gru está
considerado ahora como un buen partido por las vecinas. Y, una de ellas, quiere
emparejarle con alguna de sus amigas. La cita que le organiza es buenísima.
Mucho mejor que cualquiera de las de Dates. Las vecinas quieren que se case y las peques
quieren una mamá. Así que será Lucy, la agente federal, tan loca como Gru (o
más) la que se lleve el gato al agua y cure nuestras pupas. Descacharrante. Justo lo que se necesita.
1. Mucha gente ve Orange is the New Black porque es de Jenji Kohan. A mí me pasa al revés. Una cárcel de mujeres deja
de tener interés si únicamente cambias el título a Weeds. 2. Antena 3 emitió 3 capítulos seguidos de Once Upon a Time. Pocos
espectadores. Conclusión de Antena 3: a la gente no le gusta esta serie. Pues
claro: la culpa nunca es del programador, siempre es de otro. 3. Después del 1x03 de Under the Dome he abandonado.
Situaciones ridículas, diálogos de vergüenza ajena, tramas forzadísimas,
secretos que se dejan ahí para que los vean todos... Lo siento. Uno ya está
mayor para estas cosas.
Defiance ha sido la nueva Revolution, la nueva Falling
Skies, la nueva Terra Nova
o, dicho de otro modo, la nueva decepción. Más decepción cuando, tras el piloto, yo esperaba la nueva Firefly. El acervo americano de películas del Oeste
es inmenso. Lo único que tenían que hacer era tomar cualquiera de ellas,
plagiarla de un modo esmerado y ofrecerla al público reconvertida en
ciencia-ficción. Algo de eso hay. Por ejemplo, en el 1x06 (The Serpent's Eggs), podemos
rastrear huellas de El tren de las
3:10. Pero no arranca. Duele, mucho, que en una serie que pide a gritos
la trama serializada se queden en lo procedimental. Si no la he abandonado es precisamente por
esto: en cualquier momento pueden tomar una buena trama e integrar todos los
elementos con solvencia. Pero en la segunda temporada le concederé muy poco
margen de maniobra.
En esta ocasión Lasse Hallström nos
ofrece un tostón flojito tirando a malo. No hay el más leve rastro de suspense, de
tensión, de ritmo. Una película policiaca dirigida con desgana y sin pulso. A pesar de las tremendas inverosimilitudes
de la trama (que las hay, y muchas), se le podrían perdonar si estuviesen al
servicio de una historia con algo más. Pero no lo hay. Dos horas que cuesta
mucho ver, confiando en que todo sirva para algo y sin ser recompensado. Claro, después, yo pensaba que, puestos a relacionar
con otra película reciente de hipnosis como Trance, no existe comparación. Trance casi es una obra maestra, el polo opuesto. Porque,
aunque en ninguna haya mucho fondo, Trance
no te dejaba respirar y El hipnotista
te deja desparramado en la butaca con un hilillo de baba en la boca a poco que
te descuides. Se agradece, eso sí, el aire acondicionado
de la sala. Pero eso se lo ponen a todas, ¿no?
Película pequeña en presupuesto, sencilla,
sin grandes pretensiones. Sin embargo sabe lo que quiere. Está bien
planificada, con una fotografía que resalta la blancura infinita de los
paisajes nevados. Los personajes se desarrollan razonablemente bien. 1940. Dos aviones caen en Noruega. Cinco
supervivientes. 3 alemanes y 2 ingleses. En la inhóspita tierra tendrán que
sobrevivir como puedan. Comienzan con la lógica de la guerra de
prisioneros. De ahí pasan a una tensa calma e, inevitablemente, a la amistad. Porque cualquiera que sean las ideas
enfrentadas que oponen a unos y otros, el frío extremo es un enemigo mayor. Me gustó Rupert Grint y su divertido
papel. Pero no en plan payasete como en Harry
Potter, sino como el tío tocapelotas, irónico y chulito.
1. Doctor
Who va calentando motores para sus 50 añitos. Ahí está el príncipe Carlos,
secuestrado por los Daleks. Si los Daleks se quedan sin ideas pueden darse una
vuelta por España que enseguida les facilitamos una lista de políticos. 2. Se sigue hablando de llevar Superlópez al cine. No, por favor.
Otro El capitán Trueno no, por
favor. 3. Los cines han bajado el precio de las
entradas y el número de espectadores ha aumentado. Y hay quien se extraña.
Una vez más, otra película de Star Trek, viene a confirmar que su
ámbito natural es la serie. La historia, el desarrollo de personajes,
los giros finales, siempre son idénticos. En realidad la película viene a ser
un capítulo largo con un presupuesto holgado. Para mí, en esta ocasión, el aliciente era,
obviamente, Benedict Cumberbatch, un tío con un magnetismo imponente
que, encima, actúa bien. Compone un malo con razones morales bastante válidas,
ofreciendo el filo de la duda, situándose en el lado de la víctima y
convenciéndote de que lo es. Y, entre tanto, Sherlock se retrasa. La peli debería ser más dramática, creo yo.
Ese aire liviano, ese tomárselo a broma no encaja con los momentos
supuestamente fuertes. Si te cargas a un personaje, la hija debería expresar
alguna compunción, digo yo, no seguir tan fresca. Para eso ya está Spock. Me gustó bastante la banda sonora, muy
descriptiva, acompañando con ritmos marcados cada plano.
No sé si Luther es el poli más duro del
barrio. Hay muchos polis duros. Pero Luther lo es. Lo que le distingue es que
siempre lleva a Asuntos Internos pegado a los talones. Se mete en muchos líos tratando de conjugar
la justicia por su cuenta mientras va borrando sus huellas. La serie conserva esa planificación agresiva
e impactante junto a esos crímenes brutales y sorprendentes. Lo que no conserva es a Alice. En este
primer capítulo sólo está ahí por referencias. No sé cuál es el problema. No
creo que sean cuestiones de agenda porque tiempo para organizarse han tenido.
No puedes construir a una de las mejores malas de una serie y luego olvidarte
de ella. ¿Teme Idris Elba que le quite protagonismo? Pues ya es tarde. Porque
si él nos da miedo, Alice mucho más.
Tornatore tiene esa obra maestra
que es Cinema Paradiso. Y, a
lo largo de su extensa filmografía, tiene pequeñas grandes joyas como La leyenda del pianista en el océano
o Pura formalidad. Y también tiene mucho cine flojito o
directamente malo. Pero es un tipo al que hay que ver porque ¿y si se te pasa
una pequeña joya? Igual no la recuperas hasta años después. Pura formalidad tenía una apariencia policiaca hasta que
descubrías que era un drama existencial. O teología pura, tal vez. La mejor oferta tiene la apariencia
de un drama hasta que descubres que es... otra cosa. Unos lo descubrirán antes
que otros, dependiendo del cine que hayan visto, de lo bregados que estén ante
una pantalla. Y, ese giro, en mi opinión, hace mucho daño a la peli. Aunque me
lo temía y lo veía venir. Porque me gustaba la pura metáfora acerca
del arte, la vida solipsista del esteta, el amor depositado en lo material, la
fugacidad del placer en los deseos obtenidos, la frustración posterior, la
triste vida de quien se encierra en sí mismo bajo buenas excusas. Arte, amor,
relaciones... Estaba muy bien. Pero Tornatore cree que una peli no
es una peli si no dura dos o tres horas. Y se alarga innecesariamente. Eso sí: me encantaría tomar un café en el Night & Day de Praga.
1. Se prepara una nueva trilogía de Terminator con argumento al margen
de lo que hasta ahora hemos visto. Me parece bien. Terminator tiene mimbres de mitología y es hora de que exploren
la vía abierta por Las crónicas de
Sarah Connor u otras vías. 2. Me gustó este artículo de El Diario de Mr. MacGuffin sobre las nuevas
tendencias de las series. Y estoy de acuerdo con la autora en las matizaciones
que hace al artículo original. 3. Otro parecido de Los juegos del hambre con Harry Potter es que todo el mundo quiere estar en ellas. Allá
van Philip Seymour Hoffman y Julianne Moore.
Parodiando aquella frase de Woody Allen diré algo parecido: Shyamalan
ha muerto, Pixar ha muerto y yo no sé cómo sustituirles. Ha llegado el momento de tomarse unas vacaciones
y, como siempre en estas circunstancias, no sé qué pasará con el blog. Entre el
4 y el 26 estaré en Santiago de Compostela. Luego, con las pilas cargadas, quizá el
panorama cinematográfico luzca positivo, la taquilla española esté por las
nubes y todo el cine que hagamos sea de Oscar.
Debo decir que, si se hubiese titulado El mentalista, Castle o Bones no la habría seguido. Por la misma razón que no sigo El mentalista, Castle o Bones. Pero el nombre de Sherlock Holmes me
engancha. Los defectos de la serie son los de todas las que se le
parecen: 24 capítulos son excesivos, los casos son idénticos a los de las otras,
muchos son previsibles, no sorprenden, las convenciones de los
personajes se vuelven redundantes... Pero tiene virtudes. Lucy Liu como
Watson, por ejemplo. Empieza siendo la persona que vigila la sobriedad de
Holmes y evoluciona hasta convertirse en detective consultor. La dinámica entre ambos funciona. Por
ejemplo: Holmes cuenta a todo trapo el estado del caso mientras Watson está en
la cama y se viste bajo las sábanas. Y acaban al mismo tiempo. Cosas así
expresan bien la sintonía entre ambos. Pero lo mejor, sin duda, son los capítulos
finales. Lo que hacen con Moriarty e Irene Adler logró sorprenderme. Y no es
fácil porque ya comenté que he visto/leído todo tipo de variaciones. Pues bien,
encontraron una nueva vuelta de tuerca, un jueguecito muy hábil y, a la vez,
lógico. Yo aún diría más: elemental. Creo que habría sido mucho mejor serie si se
hubiese limitado a esos capítulos dispersos relacionados con Moriarty; 8 o 10
capítulos si querían estirar. Probablemente eran los que tenían bien pensados y,
lo demás, exigencias de relleno. Tendrá otra temporada más para decidir si da
un salto de calidad o se estanca. A Jonny Lee Miller deberían prohibirle abrocharse el
cuello de la camisa.
No he leído el libro de Stephen King por lo que ignoro el grado de fidelidad al original. Pero no creo que esta serie pueda ofrecer mucho. Demasiado parecida a Jericho. Sólo que Jericho
ofrecía muchas más alternativas. Cherster's Mill. Un pequeño pueblo de esos
en los que la gente en Estados Unidos quiere salir pero no acaba de hacerlo. Un
día, sin más, quedan encerrados bajo una cúpula. Sin posibilidad de
comunicarse. Nadie entra ni sale. Y la gente, por supuesto, tiene secretos. -¿Crees que lo ha hecho el gobierno? -No. -¿Por qué? -Porque funciona. Supongo que irá en plan procedimental (hoy
tenemos que colaborar juntos para conseguir agua, hoy hay un incendio, hoy hubo
héroes entre nosotros). Eso o que aparezca la Iniciativa Dharma. De momento ya
hay una escotilla. No acabo de verle muchas salidas y las
historias de los personajes tampoco parece que vayan a ser la bomba. ¿A nadie se le ocurre excavar por debajo?