Hay
cosas en este mundo que no deberían pasar. Como por ejemplo lograr reunir en
una misma película a Anthony Hopkins y Ben Kingsley para
desperdiciarlos de manera tan miserable. Y redondean el reparto Nicholas
Hoult y Felicity Jones.
Pero
es lo de siempre. Ya puedes poner a quien quieras que el guión no hay por donde
agarrarlo. En realidad es como si hubieran barajado los guiones de Baby Driver y alguna de las de Fast & Furious. Y así como
estaba lo han rodado.
Las
escenas de acción, esas persecuciones en coche por la autopista y pueblos, son
muy exageradas, pero poco originales.
Y,
ya que ruedan en Colonia, deberían haberle sacado más partido a la ciudad.
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