No existe el crimen en el paraíso. Claro que
no. Eso es algo que sólo pasa en occidente, en los países capitalistas. En la
Unión Soviética, en el paraíso, no hay asesinatos.
Así que no puedes denunciar un asesinato
porque eres un traidor al paraíso.
Me ha gustado bastante. Daniel Espinosa
es sueco-chileno y utiliza las técnicas del cine y la novela sueca policiaca:
describir una sociedad a partir de la investigación de un crimen. Pero la trama
no ocurre en Suecia sino en la URSS de 1953. Un asesino en serie de niños para
mostrar la locura de un régimen totalitario.
La tesis de fondo es que resulta casi
imposible ser un hombre bueno si el Estado es corrupto. En ese sentido el final
me parece excesivamente feliz en su búsqueda de redención. Pero es dramática,
dura, narrativamente sólida y con un elenco de campanillas compuesto por suecos
(Joel Kinnaman, Noomi Rapace, Fares Fares que es de origen
libanés), ingleses (Tom Hardy, Gary Oldman, Paddy Considine), australianos
(Jason Clarke) y franceses (Vincent Cassel).
En el Holodomor (holocausto por hambre de Ucrania) un niño
quiere comer. Para sobrevivir se acerca a los soldados soviéticos, será
laureado en 1945 al tomar Berlín y es un militar prestigioso en 1953. Pero, más
pronto o más tarde, a todo el mundo le tocan las purgas.
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