Elin, a regañadientes, acepta ser la jefa de
personal del Ministro de Justicia en vísperas de elecciones. Pero Elin tiene un
objetivo, averiguar qué ocurrió con su antecesora, que lleva 8 semanas
desaparecida.
Entre el drama político y la pesquisa
policial, el capítulo inicial es tan prometedor como desconcertante. Cuesta
percibir cómo encajan esos personajes. Hacia el final algunas piezas empiezan a
ensamblarse. Es típico de las series escandinavas, esa fragmentación inicial.
No me parece tan buena como otras series
escandinavas que he visto pues tira un poco a convencional. Pero le daré una
oportunidad hasta que se asienten las ramificaciones.
Me encantan esos dos planos en los que Simon
corre en busca de su madre, planos muy abiertos, abarcando toda la calle para
ver lo desiertas que están y el tinglado que hay en medio.
Una vez más no es cuestión de presupuesto.
Ojalá aquí nos acercáramos alguna vez a una de estas series, que cuentan algo
para todo el mundo, que no se quedan en mirar lo paletos que somos.
Bueno, cuando acabe, opinaré con más
fundamento.
Y un agradecimiento a Nordiken.es que nos posibilita
los subtítulos de estos pequeños lujos.
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