Es sintomático el vuelco interpretativo que
supuso el sonido en el cine. Muchas de las estrellas del cine mudo pasaron al
ostracismo y, a cambio, muchas estrellas nuevas surgieron. Aunque algunas
perduraron adaptándose. Garbo habla. La voz comenzó a ser una
herramienta interpretativa.
Pienso en la voz de Scarlett Johansson
en Her. Esa forma de modular,
de reírse, de buscar comprensión, de intentar seducir. Sin un cuerpo físico que
exprese, era necesario alguien capaz de dominar la palabra.
En el terreno del doblaje pienso en Bruce
Willis, uno de esos fenómenos en los que el doblador es mucho mejor que el
original.
Y ayer leí un cómic de Batman. Antes, cuando leías un
cómic, los personajes no tenían voz. Ayer sí. Ayer Batman tenía la voz grave de Christian Bale y mientras
leía el texto de los globos era su voz la que oía. La neutralidad del fraseo
tiene ahora una sonoridad.
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