19/9/11

Arrietty y el mundo de los diminutos

No es Hayao Miyazaki.
Pero es Ghibli.
De verdad que estos tíos me asombran. Me asombran porque saben asombrarse y transmitirlo. Asombrarse ante pequeños cosas, el movimiento de un insecto, una gota de agua en una hoja.
Son alucinantes esos prados de flores, la habitación de Arrietty, la casa de muñecas, las escenas de lluvia. La atención al detalle, el esmero por descubrir, detrás de cada cosa existente, algo magnífico.
Está en la línea de Nicky, la aprendiz de bruja, del encanto infantil del descubrimiento del mundo de Ponyo en el acantilado.
Sin embargo le falta algo a la historia, le falta la mano del maestro, la habilidad para tocarte la fibra sensible, para meterse en las entrañas y hurgar en la memoria, pero sin pasarse de sentimental.
Pero es Ghibli. Una incuestionable garantía de calidad.
Y los niños girándose en las butacas para decir:
-Mira. Hay un señor, allí sentado.
Sí, sí. Pero creo que veo más que vosotros.

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