Tenía ganas de ver el comienzo de esta segunda temporada de V por un motivo: saber si la seguiré o no.
Va a ser que no.
De momento. Quizá luego alguien me diga que está genial y, como enseguida cojo cariño a las criaturas ajenas al planeta Tierra, lo acabaré viendo.
Habíamos dejado a la lagarta Anna con su primera emoción humana (un cabreo del quince), a la Tierra cubierta de nubes rojas y al espacio intergaláctico poblado de naves visitantes dirigiéndose hacia nosotros.
Apetecible.
Pero después de una lluvia un poco rara las cosas han vuelto exactamente a lo de siempre. Los de la Quinta Columna a lo suyo, el periodista también, Erica Evans lo mismo y su hijo igual de empanao.
En junio llega Falling Skies. Quizá otra decepción pero, de momento, una esperanza de que los extraterrestres nos invadan como debe de ser.
Somos gente de paz.
Siempre.
2 comentarios:
Me hizo ilusión ver a Jane Badler. Pese a que no creo que sea una gran actriz, con esas caras de odio evidente que aprendió en la serie original, fue un toque nostálgico. No exactamente mientras sale del capullo ese en el que estaba, con sus zapatos de Dorothy buscando el camino de vuelta a Texas y las medias de rejilla, sino cuiando está de pie, vestida de rojo y desafiante, mirando a Anna con desprecio. Casi esperaba que dijera: "¡Traedme a Donovan!". Sigo echando de menos la serie original, qué le voy a hacer.
Sí, bueno, la aparición de Diana estuvo bien.
Ojalá se comiera con escamas y todo a su hija Anna y se convirtiera en la protagonista. Tendríamos un poco más de marcha.
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