Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
Como en otras ocasiones hablo de la peli que
me sorprendió. No la mejor, no la de mayor calidad. Es la peli que me resultó
distinta, novedosa. Y Gravity
lo fue. Primero porque es la única película que he
visto hasta el momento en la que el 3D tiene sentido pleno. Segundo porque escuché, al principio, de
gente que se salía de la sala mareada y me pareció una exageración. Y luego he
oído cada vez más casos. El vacío, el espacio sin referencias de arriba o
abajo, se ve que está plenamente conseguido. Tercero porque es una peli que casi exige
echarle un vistazo al Cómo se hizo. Y cuarto porque Sandra Bullock puede repetir
el doblete que logró en 2009. Oscar y Razzie por Un sueño posible y Loca obsesión. Sería bonito que volviese a ganar ambos por Gravity y Cuerpos especiales. Bueno, seguro que el Razzie no se lo dan
porque ella y Melissa McCarthy eran lo único rescatable de esa infamia.
Pero yo se lo daría por meterse en semejantes estupideces.
1. Con sus diversas tonterías, Joaquin
Phoenix ha perdido comba en el mercado cinematográfico. Parece que quiere
recuperar el terreno perdido. Ser Lex Luthor en Batman vs. Superman parece buena idea. 2. Los escasos momentos que coincidían en
pantalla, supieron a poco a Sandra Bullock y George Clooney. Quizá
vuelvan a coincidir en Our brand in crisis. 3. Anna Paquin tiene 2 opciones:
dedicarse a otra cosa o buscar papeles adecuados para ella. Bryan Singer
la ha eliminado del montaje de X-Men:
Días del futuro pasado, así que nos quedamos, otra vez, sin Pícara. Lo
que me preocupa es que quizá sí haga los papeles adecuados. Pero, claro, ser la
imbécil de Sookie en True Blood... 4. Fast
& Furious 7 se rodará a partir de marzo. Tirando todo el metraje y
empezando otra vez. Ya les puede ir bien en taquilla porque los gastos van a
ser guapos.
-¡Oh, Dios! ¡Cómo quisiera ser hombre para
matarle! ¡Oh, Dios! ¡Si fuera hombre me comería su corazón en medio de la
plaza! Mi aprecio por Joss Whedon aumenta
otro poquito tras ver esta película. Arriesga y le sale bien. Agarra el texto de Shakespeare
y lo sitúa en la época actual. Y, además, lo filma en blanco y negro. Es graciosa por el choque entre los diálogos
arcaicos y las situaciones contemporáneas. Pero no sólo por eso. Hay escenas
francamente divertidas, muy imaginativas y ocurrentes. Además, el blanco y
negro deja algunos planos preciosos. Hay unos actores que se defienden mejor que
otros con el artificio del lenguaje. Pero el conjunto está bastante bien. Toda esa trama en la que unos intentan
componer matrimonios mientras otros los descomponen, muestra su universalidad,
una vez más, aunque haya bailes en piscinas, footing y agentes de seguridad con
pinganillos en las orejas.
Virginia se peina en una residencia de
ancianos porque se lo hacen gratis. Luego, como tiene toda la ropa lavando, se
pone un viejo vestido de Maw-Maw. Y descubres que se parece a Grace Kelly.
Curioso porque Burt tiene una pierna enyesada y los vecinos de la casa de
enfrente actúan raro. He perdido el contacto habitual con Raising Hope, pero me recomendaron
este capítulo. Y claro que me gustó. No sólo es La ventana indiscreta sino que se las apañan para meter referencias
a Los pájaros, Psicosis... Martha Plimpton
(esta mujer es muy grande haga lo que haga) se marca todo el vestuario de Grace
Kelly, hay muchísimos planos idénticos y la banda sonora funciona
perfectamente. Bueno. Como estamos hablando de la familia Chance
el final es... diferente. -¿Norman? ¿Quién está en la puerta?
Uno de los motivos por los que me gustan los
dibujos animados es porque en ellos se encuentran con frecuencia cosas
innovadoras. Tanto en técnica como en guión. Se atreven a ir más lejos que las
películas de imagen real. Pero últimamente la manía de las sagas se
les ha contagiado. Y aquí no hay excusas de presupuestos o límites creativos.
Las sagas animadas son el más claro ejemplo de la ausencia de imaginación en
los guiones. No es mala película pero no aporta nada
nuevo. Toda esa isla de comidanimales está demasiado recargada. Hay tantos
detalles que no se puede prestar atención a todo y así, su posible
espectacularidad, queda diluida en el marasmo. Tantos personajes acumulados
impiden profundizar en cualquier conflicto. Los personajes que tuvieron algo de
relevancia en la primera parte, repiten y se suman otros. Y es obvio que muchos
sobran, que ya los hemos olvidado y que sólo permanecen en la mente de sus
creadores. Y aquí no pintan nada. Demasiado infantil y con poca cosa que
ofrecer a un público adulto. Pero para peques está bien. Es un atracón de
colorines y seguro que disfrutan con esas comidanimales tan tiernas. Debo reconocer que me pasé la mitad de la
película pensando en lo mucho que se parece Sam Sparks a la Felicity Smoak de Arrow. Le han añadido esa coleta y esas gafas que no tenía en la primera parte.
Para mí ver un partido de fútbol es un
suplicio. No hay cosa en este universo que me haga bostezar más. Excepto leer a
Virginia Wolf. Pero el fútbol en cine ha logrado algunas
cosas interesantes y que dirigiese Juan José Campanella era un gran
aliciente. Así que veo la primera escena, esa parodia
de 2001: Una odisea del espacio,
ese homo sapiens como homo futbolero, y pienso que voy a
presenciar un peliculón. Pero... Sí, pero. Campanella es un
gran director de cine, pero antes es argentino. Le puede la sangre. La sangre
del fútbol que todo argentino lleva insertada en su ADN. Genética pura. Él se
deja ganar y a mí me deja en fuera de juego. Porque unos jugadores de futbolín que cobran
vida pasan a convertirse inmediatamente en una versión barata de Toy Story, un plagio pobre que
intenta emularles sin fortuna. Caótica, sin una trama bien estructurada, acumula
cosas sin mucho sentido. No es mortalmente aburrida pues tiene sus buenos
puntos. Plana como guión, agitada en su aspecto. O quizá hay que ser argentino para
apreciarla por completo y entender la idiosincrasia particular. O quizá carezco
de sensibilidad para paladear ese partido de fútbol final y donde otros se
emocionan, yo me duermo.
1. Dícese que Bayona será el
encargado de dirigir la segunda parte de GuerraMundial Z. Los productores quieren a alguien que ofrezca
espectáculo gastando menos dinero. Bueno. Falta por escribir el guión, así que
esto aún puede dar muchas vueltas. 2. Olivia de Havilland ya puede
morirse tranquila. Su hermana Joan Fontaine lo hizo a los 96 años de
edad. 3. Nueva Zelanda está más cerca de
convertirse en un plató. Un país-plató. Cameron va a rodar allí las próximas
películas de Avatar. Y, si
deja de ser un plató en el futuro, será un país-museo: aquí perdió Jackson el
mechero, allí Cameron se
atragantó con un chichle... 4. Aún no he visto el final de Homeland (en realidad me faltan 6 o 7 capítulos). Sí he leído que le están lloviendo palos a mansalva. 5. Emilia Clarke será la nueva Sarah
Connor. Yo no la veo. Aunque, la verdad me cuesta mucho ver otra Sarah Connor
que no sea Linda Hamilton. Lena Headey es más de acción y tampoco
logré acostumbrarme a ella en Las Crónicas de Sarah Connor.
Entiendo que esta serie guste, mucho, a las
cadenas españolas. Y Canal+, un canal de filosofía gasta poco y gana mucho, no ha tardado en echarle el ojo. Primero porque cada capítulo dura 80 o 90
minutos. De hecho, en Suecia, no es una serie. Son películas para televisión.
Aquí lo llamamos serie porque estamos enfermos y nos han acostumbrado a
capítulos de esa duración. Así que encaja con los horarios demenciales de
programación. En segundo lugar porque es una visión muy
distinta a las habituales policiacas nórdicas. Nada de sordidez y podredumbre y
gente depre. En esta serie la gente no parece sueca. Parece normal. La prota es
una joven escritora, casada con un poli, madre de tres hijos, que lleva una
vida sencilla salvo porque le gusta meter las narices en los casos de su
marido. Y resolverlos. En tercer lugar porque nos recuerda a cosas
ya vistas. Una mezcla de Miss Marple,
Se ha escrito un crimen y Los misterios de Laura. Y ya se sabe
que la gente siempre quiere lo mismo. En cuarto lugar porque es totalmente blanca.
Sirve para un niño de 7 años o para una señora de 97. Están los gemelitos y
está la suegra. Todo el mundo puede identificarse con alguien. Es flojita a más no poder y igualmente fácil
de ver (no he visto todo, pero es suficiente) pero seguro que tiene éxito en la
amodorrada programación española. Me ha llamado la atención, en relación con
el punto segundo, que la protagonista (Claudia Josefina Galli Concha)
sea descendiente de latinos y casada con un latino; y que otra de las polis (Pamela
Cortés Bruna) también lo sea. Digo: igual por eso parece gente normal. Desde luego he investigado y, efectivamente,
Ingrid Bergman veraneaba en Fjällbacka.
Casi seguro que esta película no se estrena
en España. Sin embargo había puesto la mira en ella desde hacía tiempo porque
estaba filmada en blanco y negro y porque trabajaba Greta Gerwig. No he visto mucho de la actriz (que también
co-escribe el guión) pero lo que he visto me ha gustado. No porque me gusten
más o menos las películas que hace. Me gusta cómo actúa. Tiene algo. Frescura, naturalidad, desde
luego. Incluso cuando tiene que poner cara de sosa como en Damiselas en apuros, algo reclama a
gritos que le prestes atención. Frances Ha cuenta una crisis de veinteañera. Como Girls. Pero Frances Ha lo cuenta bien y Lena Dunham debería aprender
unas cuantas cosas acerca de actuar y escribir con naturalidad. Pisos,
trabajos, compañeros. Todo efímero. Hasta que, finalmente, encuentra el rumbo.
Su rumbo. Cuando he visto que Greta Gerwig ha
sido nominada a los Globos de Oro por esta película (indie, muy indie) ya no
pude esperar.
No es muy frecuente pero a veces pasa. Se han dado casos. Un director va a dirigir
una película de animación sobre unos pavos, el guión se traspapela y le cae
encima uno de ciencia-ficción. Yo no lo veo otra explicación a este despropósito. Los chistes son tan malos que solo es
posible admitirlos si pertenecían a otra película. Los primeros diez minutos están bien,
basados en esa tradición presidencial yanqui en la que se indulta a un pavo. El
pavo indultado disfruta de los placeres de vivir en Camp David, rodeado de los
lujos y escoltas de la Casa Blanca. A partir de ahí pierde todo el sentido.
Viajes en el tiempo, un viaje galáctico, correrías para adelante y para atrás
sin motivo alguno... Y cada secuencia, que debería resolverse en unos minutos,
dura tiempo y tiempo y tiempo... Me he quedado con la duda de si la habrá
financiado una secta de vegetarianos.
Crudísima. Terrible. Y lo peor es que cuando crees que no puede
haber otra animalada mayor, sí que puede haberla. La flagelación de Patsey es espeluznante. Es, sin duda, una gran película, quizá la
mejor del año. Pero no es ni la película definitiva sobre la esclavitud ni una
obra maestra. La estancia en la plantación de Epps se vuelve repetitiva y
habría sido bueno acortar metraje. Los celos del ama Epps hacia la esclava
Patsey y la indiferencia del amo Epps hacia su esposa, son una situación que se
repite en demasiadas ocasiones. Ahí la película se ralentiza en exceso. Es otra
película en que los 134 minutos son injustificables. Ahora bien. Tiene escenas de una fuerza
increíble, con una fotografía impresionante. Steve McQueen tiene ojo
pictórico y compone planos a la vez preciosos y escalofriantes. Además, claro, el reparto es un lujo y eso
la hace más llevadera. Ya digo: me ha gustado mucho, pero conviene no exagerar.
Le falta pulso y hace falta estómago para soportar algunas secuencias. Volví en el coche con Ignacio y
escuchamos la banda sonora. La aprecié mejor de esa manera. -Roll, Jordan, Roll.
Hay en esta película dos o tres momentos que
sí se parecen al libro.
Quiero decir que es una de esas ocasiones en
que sería procedente colocar el célebre letrero: cualquier parecido con el original es pura coincidencia. Es una aventura ambientada en la Tierra
Media que, como todo lo que hace Peter
Jackson, está muy bien realizado. Con atención a los detalles y
momentos espectaculares. La huida en los barriles... Bueno. En la
huida en los barriles es imposible imaginar más cosas. La gente se
descacharraba de risa. Y no me parece mal. Ya que no se trata de El hobbit, puedes hacer lo que te
plazca. Legolas y Tauriel, dos personajes que no
estaban en el libro, tienen una trama larguísima. Gandalf y Radagast tienen la
suya propia yendo a investigar que pasa en Dol Guldur con el Nigromante. Y los
enanos la suya en Erebor. Clásico montaje a tres bandas que inventó Star Wars y que muchos saben que da
resultado. Y las tres situaciones acaban en cliffhanger. Tacháaan... Para el año que viene otra aventura
en la Tierra Media. Me gustó mucho, eso sí, un detalle. Bilbo
pierde el anillo en su lucha con las arañas y se vuelve loco enfrentándose a
ellas: -¡Mío!
1. Disney sigue su conquista mundial. Ahora
se ha hecho con Indiana Jones.
Imagino que Spielberg
necesitaría dinero para seguir apareciendo como co-productor en series de medio
pelo. 2. Fast
and Furious 7 ha quedado pospuesta tras la muerte de Paul Walker.
En otros tiempos cambiaban al actor principal, llamaban igual al personaje y la
gente tenía inteligencia para entenderlo. Ahora la sensibilidad ha cambiado. O
la inteligencia. 3. 12
años de esclavitud empieza a perfilarse como candidata firme al Oscar.
Pronto la veremos aquí. Pero American
Hustle (La gran estafa
americana), también pisa fuerte y aún no se sabe cuándo se estrenará. 4. Si un director hubiese filmado Speed Racery El atlas de las nubes (enormes
fracasos) estaría en el ostracismo. Pero los Wachowski tienen el
amortiguador de Matrix y les
siguen permitiendo juguetear. Lo próximo: Jupiter Ascending.
Sam. Asesor de ruido en urbanismo en el
ayuntamiento de Bracknell. No muy listo. Phil. Repartidor de correo interno en el
ayuntamiento de Bracknell. Definitivamente lerdo. Sam presencia un accidente. En el suelo
queda un móvil que suena. Y coge la llamada. Secuestros, gente en los
maleteros, asesinatos, homicidios, mafias rusas, mafias chinas, el MI5,
corrupción ministerial, una caja de música y 800.000 libras. Esterlinas. 6 capítulos (es británica) enloquecidos. Al comienzo es muy
graciosa y esos 5 minutos me engancharon sin remedio. Luego se centra en el
lío, pero sigue teniendo golpes delirantes. Desengrasante a tope y burlándose de todos
los clichés, uno detrás de otro. Y, aunque a veces se quiebre el ritmo con las
clásicas conversaciones tontas estiradas, hay que reconocer que cada escena
cuenta y todo tiene relación. Incluso el comentario inicial de los karts. -Diré a la policía que busquen un hobbit
esquelético.
-En cambio yo no soy frívolo. Lo único
frívolo que tengo es mi nombre. No he visto muchas películas de Sorrentino.
Pero todas ellas, y esta no es una excepción, tienen una planificación
cuidadísima. Es una delicia ver que no hay un solo plano caprichoso, dejado al
azar. Esta película viene recomendada por Santiago.
A él le gusta mucho. No sé por qué. A mí no me parece mal. Tiene cosas
logradísimas. Lo que más me interesa es esa tragedia a la que le veo un rastro
de humor surrealista. Lo luctuoso se mezcla con cierta comicidad soterrada. Y
también me gusta cómo vamos descubriendo quién es el protagonista. Pero hay cosas que no me convencen. No me
gustan esos diálogos tan literarios, aunque quizá sean necesarios para expresar
el carácter lacónico de Titta di Girolamo antes de despertar. Y no me gusta que una trama la
cierren tan bien (el destino del maletín) y otra quede tan en el aire (la chica
y su accidente). Pensé en C. S. Lewis y Los cuatro amores. A Titta le queda
el amor de amistad. La amistad con Gino. Porque el pobre Titta, recluido en el
hotel, ha olvidado cómo hacer amigos y pretende comprarlos.
La ventaja del Festival de Sitges es que
aceptan de todo y se pueden descubrir joyas. La presente película no es una de
ellas. 90% de vergüenza ajena, 10% de buenos golpes
de humor. Un detective muy inteligente pero que es
ciego. Una detective no muy espabilada pero que pone el músculo y soporta
cualquier paliza que le den. Él en la ruina tratando de sobrevivir con
recompensas. Ella rica heredera. La comedia le hace mucho daño. Muchísimo
daño tal y como está concebida. En sus mejores momentos me recuerda a la saga
Nick y Nora (y Asta, por supuesto). Pero eso ocurre pocas veces. Demasiado
ridícula y frenéticamente absurda. Lo de la abuela trepando mejor que Spider-man es pasarse de rosca. El caso policiaco, la búsqueda de Minnie,
podría haber tenido contundencia. Porque cuando se pone macabra y caníbal no se
corta. Pero ese cóctel de géneros no está conseguido y acaba por decepcionar. Las dos horas y diez que dura podrían
haberse aprovechado mucho mejor en la construcción de algo más equilibrado. Queda una buena idea que espero que alguien
explote con más cordura.
A Ray le llaman Houdini. Su profesión es
fugarse de cárceles de alta seguridad para demostrar cuáles son los fallos y
así poder corregirlos. Pero ahora alguien ha decidido encerrarle de un modo
permanente. El tipo que se come el marrón es Stallone.
Se encontrará con un preso llamado Schwarzenegger y con un alcaide llamado
Caviezel. Además están presentes Amy Ryan y Vinnie Jones. La película tiene la decencia de moverse en
el terreno de lo carcelario, el plan de fuga, el conseguir cosas necesarias
poco a poco para evadirse. La acción queda en un segundo plano pero como están Stallone
y Schwarzenegger, al final, claro, el primero tiene que hacer la gran
machada y el segundo tiene que coger una ametralladora en las manos. Funciona bien si uno no se lo toma muy en
serio. Entretenida, tramposa y con algún truquito simpático.
Es un gran acierto el de esta película. Dura sólo hora y media. Por lo demás es tan floja como cabía
esperar. Casi un calco del original. Incluso en
pequeñas chorradas como que el director del colegio se confunda con el nombre
de Carrie. Lo de repetir tres veces lo del caldero con
sangre de cerdo pensé que ya sólo se veía en las películas tailandesas. En ocasiones, esta es una de ellas, me
pregunto para qué diablos necesita la gente un guionista y si de verdad le
pagan. Porque, la verdad, una chica psicótica con poderes telequinéticos podría
dar para mucho. Te pones a pensar 5 minutos y seguro que se
te ocurren mil maneras diferentes de hacer la película, de inventar cosas
nuevas.
1. Sólo vi los tres primeros capítulos de El mentalista. Y de eso ya hace.
Pero los fans acaban de descubrir al malote Red John. Como muchos otros
secretos desvelados, ha provocado decepción. Cuando se acaba el misterio, ¿para
qué seguir? Y es que la insatisfacción mueve al mundo. 2. Antes las series se parecían al cine.
Podías estar más o menos al día. En breve serán como los libros. Y podrá haber
obras maestras, perdidas en las estanterías de las serietecas, que pasen
desapercibidas. 3. La presunta cadena de televisión Cuatro
emitió un capítulo de Homeland
y tres de The Americans. Todo
seguido. Dicen los habitantes de la noche que acabó a las 2:00 horas. No tuvo audiencia,
luego a la gente no le gusta. 4. John Noble, incluso en The Good Wife, arrastra algunas
manías de Fringe. Siempre con
un as en la manga. Hasta después de muerto. Además hubo un largo cameo de Donna Brazile. Los políticos no suelen prestarse tanto a esto. Pero lo mejor fue el careto de Eli
al ver a Lemond Bishop. Y otra vez Eli al oír el nombre del bebé: Peter.
Bron/Broen acaba siempre sus temporadas pateándote
allí donde más duele. Es decir, justo ahí. Aunque esta vez nos dolió menos a
los que hemos visto la tercera de The
Killing. Los finales son bastante semejantes. -Saga Norén, Länskrim Malmö. Saga Norén. Menudo personaje. La pobre. Superior
a todos a un nivel intelectual e inferior en un nivel emocional. La frialdad
con que analiza el momento en que intentaron secuestrarla, la delirante
conversación con la suegra, su trivialización del sexo... Aunque hay palabras que le hieren. Y eso le
desconcierta. Porque no es racional. El caso. Jorobadamente enrevesado. Con
algunas triquiñuelas y algún fleco suelto, pero muy del estilo Wallander,
investigando docenas de cosas que no llevan a ningún lado a un ritmo imparable. Ahora bien. El final. Yo le veo la falla
racional que la propia Saga Norén debería ver. Ella misma, estricta en el
cumplimiento de la ley, está pendiente de pagar por un delito: el que endilgó a
sus padres. ¿Tirará de ahí una hipotética tercera
temporada?
¿A quién te pareces más? ¿A papá o a mamá? Ups. Pues a ninguno. Porque algo ocurrió en
el hospital y dos bebés fueron intercambiado al nacer. Y hasta seis años
después no se descubrirá el pastel. Me ha parecido alucinante el tratamiento
psicológico, emocional y de los caracteres. El hospital plantea una salida
simple. Pero la situación no es simple y pronto habrá dos posturas. Y luego
cuatro porque hay cuatro progenitores. Y luego, claro, los niños son también
humanos, seis. Pero también está esa atención a los
detalles. La huella de una mano en cerámica, el tallo de una planta encontrado
entre los cojines del sofá, el robot arreglado, las fotos de la cámara que
logran quebrar una voluntad estirada... Es un punto de partida y una propuesta de
gran complejidad. Y han debido ser muchas, muchísimas horas, las que se han
dedicado a trabajar un guión que alcanza una enorme y aparente simplicidad. Sin sentimentalismos ni gaitas
hollywoodienses.
Cormac McCarthy
es un tío difícil de adaptar al cine. Que se lo digan a Billy Bob Thornton,
a los hermanos Coen, a John Hillcoat. La cosa es que estos directores se lanzaron
a adaptar porque lo que leyeron les gustó. Les tocó. Ese mensajito que McCarthy siempre cuela de rondón, les llegó de
algún modo y quisieron transmitirlo. Lo que hicieron puede gustar al espectador
más o menos. Pero hicieron la película que quisieron hacer movidos por una
empatía, apasionados por el modo de hablar del mal, el bien, la conciencia... Pero el director de El consejero no lo ha dirigido así. Lo ha dirigido porque le ha
caído encima como encargo de la productora. Dudo mucho, en realidad, que el
director haya llegado a entender de qué iba realmente el guión, cuál era el mensajito de McCarthy. Y, claro, si no entiendes cuál es la idea de
fondo, el eje sobre el que tienes que articular todo el relato, el sosiego de McCarthy
se convierte en un tostón. Si por algo destaca El consejero es por su embarullamiento narrativo. Y las dos horas pesan como una losa.
Uno sabe que va a ver una de princesas de
Disney. Otra. Otra más. Así que entra en la sala con las piernas temblando y el
espanto dibujado en la cara. Pero, mira tú, la apertura es arrolladora
con una canción genial. Y le sigue un toque triste y otro absolutamente
trágico. No es la sacudida de Bambi
pero no está mal. Y Elsa y Ana, las princesas, se quedan la
una con un maldición y la otra sin entender qué pasa. Soledad y miedo. Hay momentos espectaculares. Muy
espectaculares. La construcción del palacio de hielo te deja helado. Pero
también están esas cancioncitas recicladas que sobran casi en su totalidad. Hay
dos mozos galanes rondando a Ana, cosa que está bien porque no sabes qué va a
pasar (y en el resto de princesas de Disney lo sabes desde el minuto uno). Total que, pese a tener un final
excesivamente complaciente, el guión tiene sus giros imprevisibles durante
buena parte del metraje. Además, los trolls son muy simpáticos. En
cuanto al muñeco de nieve a mí me resultó cargante, pero seguro que a los
peques les encanta. -Cuidado con mi trasero.