Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
Me ha gustado más que Antes del amanecer y Antes del atardecer, películas que,
ya sabes, sin parecerme malas, las juzgo sobrevaloradas pues les veo demasiado
artificio. Antes del anochecer tampoco está exenta de algo de ese
artificio. Pero creo que la presencia de otras perspectivas aporta mayor
frescura. Sigue sin gustarme ese tono intelectualoide.
Sí, ya sé que son intelectuales y hablan del amor, del sexo, de las relaciones,
desde ese punto de vista. Pero no sé, el amor es algo universal, algo de lo que
disfrutan y sufren no sólo los intelectuales. El amor es más corriente, las
discusiones incluyendo a Henry Miller, Sócrates, el feminismo...
Me rechinan. Creo que les falta verdadera universalidad. Aunque ellos sean dos tipos modernillos,
sigue sin encajarme que hasta las disputas tengan que convertirse en un alegato
histórico sobre las diferencias entre hombres y mujeres. Pero, con todo, me ha interesado más. Hay
niños, conflictos, relaciones con otras personas, una apertura a otros, no sólo
el universo cerrado de dos. Muy graciosa Julie Delpy cuando finge
ser la rubia tonta.
Desfase: ausencia total de miedo. Es verdad que la peli es muy poquita cosa
pero tampoco tan mala como la están poniendo las críticas generales. Se han cebado en ella, supongo, porque es
divertido sacudir a Shyamalan. Y, claro, hay cosas que favorecen ese
ensañamiento. Lo del águila fabricando un nido para Kitai es pasarse de rosca.
Esa rara espiritualidad new age (o lo
que sea) no ayuda. Y esos flashback
son tan inoportunos como poco explicativos. En realidad el mayor problema está en
pretender que un niño soporte, casi en solitario, una hora de metraje. Concebida
como una aventura en terreno inexplorado, donde el prota tiene que hacer frente
a múltiples peligros, acaba por resultar pesadita e, incluso, en muchos
momentos, aburrida. Y eso en una película de aventuras es mortal. Desfase: entiéndase en sentido tradicional y
coloquial. Creo ser objetivo si digo que no es un
bodrio. Pero con un aprobadillo va que arde.
1. Cine inteligente. A veces yo hablo de
eso. Pero es peligroso. Dice exactamente la medida de tu inteligencia. Esta
semana leí a un crítico que considera pedante a Malick pero le parece
inteligente Un invierno en la playa. 2. Jim Carrey se arrepiente de haber
hecho Kick-Ass 2 por ser
violenta. ¿Qué pasó? ¿No vio la 1? ¿No leyó el guión? Está bien llenarse el
bolsillo y luego ir de pacifista. 3. Hay noticias que bastan para probar la
poca cosa que es la raza humana. Se prepara la película de El coche fantástico. La duda es si
exhumarán a David Hasselhoff. 4. Helena Bonham Carter será el hada
madrina en Cinderella a las
órdenes de su ex, Kenneth Branagh. No suele hacer papeles de buena, así
que será divertido ver cómo se desenvuelve.
Oz, un mundo virtual al que pertenecen
cientos de millones de personas. Es correo, red social, centro comercial. Todas
las compañías del mundo están allí. Puedes pagar los impuestos en Oz o hacer
trámites burocráticos. Jugar, interactuar... Hasta que un virus, una I. A.,
comienza a controlar todo y pretende estrellar un satélite contra una central
nuclear. Y la familia Jinnouchi se ha reunido para
celebrar el 90 cumpleaños de la abuela. Creo que no llega a la altura de las
anteriores películas de Hosoda. La trama central tarda mucho en
arrancar, cae en repeticiones y se muestra demasiado ambiciosa al presentarnos
a toda esa familia de la que, en la práctica, sabremos poco. Me parece muy buena la idea. Hosoda
pretende mostrar la sorprendente capacidad que tiene el núcleo familiar para
resolver problemas. Sin embargo, ni la animación (a veces cae en la caricatura
de las series anime) ni el dibujo ni el guión están tan afinados. Pese a todo tiene muy buenas ideas y algunos
planos preciosos. Me gusta cómo plantea la cuestión de lo virtual, viendo
ventajas e inconvenientes, sabiendo que resuelve problemas y los crea. Desde
allí habla de la necesidad de una relación personal. Tal vez demasiado ambiciosa. Esta película,
creo, habría merecido la imagen real. Hay muchas cosas que recuerdan a Hermanos y hermanas de la familia Toda
de Ozu, especialmente con la llegada a casa de Wabisuke, que sirve de
detonante.
También aquí se nota la decadencia. Técnicamente es deslumbrante. Un hiperrealismo
brutal que podría usarse en cualquier película como si fuese imagen real.
Lluvia, noche, la gran ciudad. Impresionante el óxido, el asfalto, las
texturas. Es sobrecogedora esa capacidad de la técnica
para hacernos creer que nos encontramos ante algo real. El cine está llegando a
su máxima expresión: más mentira que nunca. Sin embargo, la trama del cortometraje
previo al largo de Pixar, vuelve a ser una repetición de Paperman. El paraguas azul busca su
media naranja en ese paraguas rojo, entre una multitud de negros. Y eso nos pasa a los espectadores: buscando
algo distinto que nos despierte y nos haga soñar. Cansados de tantas tramas,
historias y personajes clonados. Me encantó ese arranque donde el ruido
urbano, al compás de la lluvia, se transforma en música.
Con Monstruos
University Pixar viene a confirmar ante notario el acta de defunción. Análisis forense: lo mató el dinero. Muera el Arte. Viva la taquilla, viva el merchandising. Ahora nos toca esperar a que otra compañía
idealista surja en el panorama y fabrique algunas obras maestras antes de que
el monstruo Disney la fagocite y se convierte en una caja registradora. ¿La película? Una paridilla. Sí tiene algunos golpes graciosos, claro.
Sólo faltaba. Pero el contenido es una basura. Ni rastro
de genio, ni rastro de esas dobles lecturas, ni rastro de algo que signifique
riesgo, originalidad, brillo, sugerencia. Esto ha sido Pixar. Lo que fue. Se acabó. Y en la barra de palomitas, chuches,
refrescos, en la otra caja, no tenían cianuro.
Me ha hecho pensar. Siempre me pareció una película sobrevalorada.
Embrollada y liosa. Y eso que yo me había leído el libro y pillaba muchos
nombres y situaciones. Pero ahora me hizo pensar. En aquel tiempo Nixon tuvo que
dimitir por espiar a cuatro pelagatos. Dos periodistas lo descubrieron y fueron
reconocidos como héroes, como patriotas y les hicieron una película y todo. Ahora Obama espía a todo el país y no
sólo no dimite sino que el tío que descubre el crimen va a ser encarcelado. No
se le reconoce como héroe y el presidente se pone una medalla por su delito. Me pregunto en qué momento cambiaron las
leyes, cuándo la gente del país de la libertad, de las oportunidades, se plegó
a los requerimientos de los burócratas. No es sólo el 11-S, no. En otro tiempo
un 11-S les habría hecho crecerse. Como a Leonard y Bernstein,
como a todos aquellos que sabían que la libertad era valiosa. Ahora el presidente puede delinquir y los
que lo denuncian son traidores. Qué razón tenía Franklin cuando dijo
que, quien teme la libertad, no merece ni la libertad ni la seguridad. Lo están
logrando. Impensable en Todos los
hombres del presidente.
¿Puede haber una osadía mayor que acusar a
un judío de colaboracionismo con los nazis? Hannah Arendt
cometió el error de pensar. Más allá del titular periodístico, del cliché, de
la verdad oficial. Ella, profesora, filósofa, judía. Porque por encima de
nazis, de judíos, de Eichmann, de amigos, está la verdad. Y la dijo tal como creía que debía decirla.
El mal radical, extremo, como ella misma se corrigió, el mal de los
totalitarismos, está en el mayor de los pecados. No el egoísmo o cualquier
pecado capital. El pecado es no pensar, la renuncia a ser hombre, la aceptación
de que el ser humano es prescindible, banal. Otra película potentísima de Margarethe
von Trotta, mejor aún que Visión:
La historia de Hildegard von Bingen. Porque también,
cinematográficamente, depura su estilo y logra unas interpretaciones
imponentes. Barbara Sukowa está descomunal. Es densa, sí. Y disfrutable plenamente en
cada uno de sus 113 minutos. Siempre que quieras pensar, claro, aceptar tu
condición humana. Inglés, alemán, hebreo, algo de latín. Porque, sí, es una de
esas películas que va a ver la clase de gente que, a la salida, agradecen a los
empleados del cine que la hayan puesto en versión original. Formidable el discurso en el aula
abarrotada. Pero me quedo con esa frase aparentemente tonta, que va contra las
acusaciones que le hacían a Hannah de ser fría y sin sentimientos, esa
frase cuando pide un beso a su esposo: -Las filósofas, sin besos, no podemos
pensar. Por fin una buena peli, buena de verdad, en
meses.
Una amalgama de cosas buenas y malas. Me gustan cosas del guión, como esos tres
encuentros iniciales entre Clark y Lois. La forma en que entrelazan sus
historias tiene una lógica interna impecable. Me gustan las peleas de puñetazos
con consecuencias coherentes con la supuesta fuerza que manejan: los
krytonnianos se van a centenares de metros y tienen reflejos, los humanos
los recoges hechos papilla en Murcia. No me gusta ese inicio tan Sucker Punch (¡ay, Zach, que
te desmadras!) con naves espaciales y dragones. No me gustan las peleas
destructivas tipo Transformers
que ya hemos visto hasta el agotamiento. No me gusta la muerte (absurda,
inconcebible) del señor Kent (¡ups! ¿espoiler?) ni la chorrada de la singularidad
porque esto hay que acabarlo y no sabemos qué inventar. Álvaro y David
acabaron muy mosqueados con ese perro de 30 años, hecho un chaval cuando Clark
es un crío y un adulto. No os encasquilléis, hombre, que hablamos de un colega
que vuela. Y, en el cine, cuando dijeron que el tío
está buenísimo, algunas espectadoras apoyaron la opinión de la capitán con
extraordinaria efusividad y apoyo incondicional. Pues
nada. -Welcome
to the Planet. Al menos durante otras dos películas.
1. Curioso el 2x03 de Longmire. Fiesta de los inmigrantes
vascos en Wyoming. Las tradiciones vascas pasadas por el tamiz estadounidense,
una conversación sobre Guernica en el condado de Absaroka. 2. Riddick
es el título de lo último de Riddick. Tercera película en 13 años. Pero hacen
bien en tomárselo con calma porque su ciencia-ficción, guste o no, es distinta.
Y el tráiler de Riddick tiene
muy buena pinta. 3. Tras Lost a Evangeline Lilly no le han ido muy bien las cosas
en el cine. Aparte del muy secundario papel en Acero puro no ha hecho nada más. Pero verla de elfa en el
tráiler de El hobbit: La desolación de
Smaug, me ha parecido un pegote espantoso. 4. Un nuevo récord negativo para la taquilla
española: 2,2 millones de euros. Como para haberse matado. 5. Hay que decir algo de James Gandolfini/Tony Soprano. Descanse y paz, desde luego. Porque así acaban las cosas, no comiendo calamares. Lo difícil es concluir, cosa que no supieron hacer en la serie. Es una pena no saber qué nos deparaba su encuentro con HBO.
Pilotos de verano como el tinto de idem. Vienen
juntos. No sueles encontrar cosas verdaderamente buenas pero, mira tú, de ahí
salió Breaking Bad. Save Me. Beth: atea, alcohólica, en trámites de
divorcio. Comiendo un bocadillo se atraganta y muere. Pero resucita y, además,
en ocasiones, Dios le encomienda una misión (en momentos inoportunos). Anne Heche es divertida,
sobreactúa porque es lo que tiene que hacer, supongo, y hay algunas réplicas
ingeniosas. Otra de urbanización americana con gente de clase media y buen
rollo. No parece aportar mucho. Graceland. Un grupo mixto de DEA, FBI y Aduanas
metidos en una casa de playa. Surf e investigaciones. El primer caso
(procedimental con un leve toque final serial) no podía importarme menos. En la
línea de Burn Notice pero sin
ninguna gracia. Pese a lo inverosímil pretenden tomárselo en serio. No es para
mí. King & Maxwell. Parejita de detectives privados. La
peculiaridad es que él (King) y ella (Maxwell) pertenecieron al Servicio
Secreto. Procedimental. Estilo Castle
pero con casos de envergadura: alta tecnología, Defensa, FBI, corrupción en el
Senado... Tiene unas cuantas buenas ideas en la dirección y ocurrentes montajes
en paralelo que se salen de lo rutinario. Le daré alguna oportunidad. Tal vez.
Hacía siglos que no sabía nada de Rebecca Romijn.
El ritmo cinematográfico es la parte técnica
más difícil de entender para el público*. Empieza a ponerse de moda decir que una
serie es buena porque es lenta. Y no es eso, oye. Top of the Lake era lenta porque tenía que serlo. Si nos
paramos a pensar, ni siquiera había nada que investigar. Se trataba de mostrar
una sociedad enquistada, donde cada cambio costaba un triunfo. Por eso era
lenta. Y aunque detesto muchas cosas de Jane Campion no criticaré su
tempo. Lo tiene pillado para contar las cosas que quiere contar y cómo las
quiere contar. Que hubiese una detective por ahí era secundario. Lo de The
Fall es otra cosa. The Fall
es un tostón sin sentido del ritmo. Entrelaza asesinos en serie, escenarios
políticos, corrupciones. Es su tema. Dirigirla a ritmo de Mad Men porque a Mad Men le quedó bien, carece de
sentido. ¡Mira que leeento se mira el psicópata en el espejo! No veo función narrativa para esa lentitud.
No está escrito en ningún sitio que el punto de vista del asesino deba ser
lento. De hecho debería ser todo lo contrario. Una jaula de grillos. The Fall debería ser casi eléctrica,
un vértigo. Hasta el título lo pide. Si, como dicen algunos, se trata de un
análisis psicológico, tampoco funciona. Sólo conocemos a dos personajes con
entidad. Y 5 capítulos para dos personajes... Que me ha decepcionado, vamos. Mucho. Y no
entiendo a esos que le ven méritos por ser para minorías. No, hombre, no. No es
para nadie. La conversación final por teléfono está muy
bien. Lo mejor de la serie. Necesitaba más de eso. Ahora me acercaré con miedo a Rectify. _______________ *Para entender el ritmo cinematográfico, hay
que ver bastante cine mudo. Especialmente a Eisenstein y Griffith.
Pero a Eisenstein sobre todo. Y eso exige cierto esfuerzo, claro.
La película es un drama fallido que habría
podido ser una buena comedia. No me ha parecido mala película pero, así
como los apuntes divertidos me hacían gracia y lamenté que no los desarrollaran
más, los momentos dramáticos me parecían demasiado forzados e inverosímiles por
una apresurada evolución de las situaciones o los personajes. Pongo un ejemplo. Puedes confundir la
mochila de la droga con la mochila de deporte de tu hijo si estás en una
comedia. Has dibujado a unos personajes un tanto patosillos e ingenuos, así que
sería muy creíble y divertido. Pero los protagonistas no pueden ser así de
idiotas si pretendes construir la escena dramática que estás organizando. En fin. Todos tenemos secretos que hay que
confesar. Tú confiesas a tu mujer que tienes 10 kilos de coca y ella te
confiesa que tiene un blog de cocina. Así de chungo está el patio. Y, hombre, ya que se ponen a hablar de la
corrupción de empresarios y policías, ya podían haber comentado algo de los
políticos, los verdaderos culpables. Que no está el patio como para andar
respetando a los políticos.
Siempre me gustó Danny Boyle, un tipo
que potencia el montaje (me sigue gustando más que el término edición) de tal
manera que casi sustituye al guión. Da igual que hable de droga, de un concurso indio, de un niño que ve santos o de un viaje al sol. Ese afán espasmódico por potenciar el
montaje se le tenía que ir de las manos en algún momento. Es así como nos pone
en este trance. Un trance hipnótico con mucho de Origen, mucho de Nolan. Pero Nolan no pierde de vista el
guión. Y coincide este trío: Rosario
Dawson como la hipnotizadora, Vincent Cassel como el ladrón y James
McAvoy como el tío que ha olvidado donde dejó el cuadro. Y en el trance
hipnótico Boyle da más vueltas que una noria y se pone un poco pesadín. Con todo, el inicio es bueno, así que, desde
ya, garantizo que tendrá alguna ida de olla más. Vincent Cassel ha
encontrado su particular peonza en ese icono digital: recordar u olvidar. Y yo he superado el Trance. A no ser que aún siga hipnotizado. Por favor, que alguien diga: -Fresa.
A ver, el planteamiento general, la historia
de fondo, me parece buena. El desarrollo de la trama me parece infumable. El
guión es absolutamente caprichoso y las cosas pasan sin más ni más, porque sí. Hay cosas chunguísimas. El prota llega a unas
ruinas en los Pirineos. Allí, vete tú a saber por qué, una cartulina ha
sobrevivido 80 años. Y, vete tú a saber por qué, el prota supone que esa
cartulina le llevará a conocer a sus padres. Y (¡qué casualidad!) así es. Por no hablar de las reacciones de los
personajes. Los nacionales ocupan el hospital y deducen que enfermeras, niños,
monjas son comunistas. El hijo interroga al padre, el padre se suicida para no
hablar, pero aún así el hijo deduce todo. El médico invita al eminente profesor
alemán y luego lo trata como a un tarado... ¿Y por qué matar a la madre? ¿Y por
qué no decir la verdad? ¿Y qué paso con el misterio del bosque? Que ahora quiero poner el destrozo de un
Audi en cámara lenta, pues lo pongo. Que ahora toca poner a un señor de 90 años
supercachas porque me he liado con la cronología, pues lo pongo. Visualmente el director sabe lo que quiere.
Quiere ese final, con ese gollum enamorado entre las llamas, realmente bonito.
Sí, es verdad, hay cosas bonitas. Pero el guión es un desastre.
1. Volverá Luther. Al parecer, también lo hará Alice. Pero lo interesante
de todo esto es que se habla de un spin-off
de Alice. Y ella es una de las mejores malas que ha inventado la tele. 2. Se acabó otra temporada de Juego de Tronos. Ahora podremos
hablar de otras cosas, comer sin prisas, volver a trabajar, relacionarnos con
los demás y respirar tranquilos. Y a ver si nos dejan en paz a aquellos que no
la seguimos. 3. En una semana llega El hombre de acero. Supongo que con
la sequía de estrenos y taquilla tiene abonado el camino para que sea un
bombazo. Veremos. 4. De las 5 películas de Joe Wright
hay 2 que me gustan y otras 2 que no. Y otra regular. Ahora se apunta a La sirenita en imagen real.
Complicado, muy complicado. Difícil añadir algo a la mejor versión: Ponyo en el acantilado.
Todos aquellos que admiramos, en mayor o
menor medida (hay fundamentalistas radicales por lo que me parece preciso
matizar), la literatura de Douglas Adams, sabemos que es imposible
adaptarla en un universo newtoniano. Véase el intento de filmar la Guía del Autoestopista galáctico en
2005. Los que no sabían quién era Adams se operaron las retinas y el
resto le pusimos un 5 en reconocimiento por los servicios prestados. Dirk Gently, detective holístico. La
mecánica cuántica aplicada a la deducción y apoyada por la clarividencia
narcoléptica. Dirk Gently y MacDuff, su ayudante/socio (depende a quién
preguntes) en tres capítulos que, sin llegar a ser una adaptación, es una
aproximación que no está mal del todo. Según la holística, como todo está
conectado, no importa que hilo tangencial utilices porque llegarás a la
solución. Es por eso que Dirk Gently
está a medio camino imposible entre Sherlock
Holmes y el Doctor Who. -¡Abraza el caos! Si te gustan las series excéntricas (en mi
opinión las únicas que realmente valen la pena) Dirk Gently te satisfará.
Una de las grandes
aportaciones que hizo el arte contemporáneo al siglo XX fue la de exonerar de
tratamiento psiquiátrico a personalidades que, evidentemente, estaban como
cabras. Por eso, hoy día, gente
que merecería estar con una camisa de fuerza, anda suelta por ahí, derivando
pulsiones en forma de pintura, escultura, arquitectura, cine... Ben Wheatley
es uno de estos afortunados. Turistas es bestia,
descerebrada, enfermiza, loca. Como si a Tarantino le quitaras cualquier
rastro de calidad y te quedaras con los bidones de sangre falsa. Quitas el
genio y te quedas con la morralla. Supongo que quieren hablar del nihilismo. Eso, la verdad, lo han conseguido. Porque, oye, nada de nada. La nada. Yo, desde luego, lo
primero que hice después de ver la peli, fue ir a internet y buscar la foto del
director. Por si me lo encuentro por la calle. Para salir corriendo.
El capítulo piloto de Stargate 1 se presentó como si
aquello fuese a convertirse en un desmadre sideral con orgías alienígenas cada
5 minutos. Después, en los 213 capítulos restantes, casi no se veía un tobillo.
A veces, Vala Mal Doran, se desmelenaba con un escote pero eso era todo. Una
forma de captar audiencia, a ver si colaba. Orphan Black empezó igual. Luego no se ha convertido en
una peli de dibus Disney, pero todo quedó relegado a un único objetivo: acción.
Acción, acción, acción. Suspense incesante, respuesta a una pregunta y un nuevo
interrogante. Pasan más cosas en un capítulo de Orphan Black que en temporadas enteras de cualquier otra serie. Eso no tiene porqué ser bueno
necesariamente. Pero sí lo es para Orphan
Black. Tatiana Maslany actuando por triplicado (o cuadriplicado
o quintuplicado), clonada y reclonada, liando las tramas en una locura
camuflada por locuras aún mayores. Y cuando parece que no se puede complicar
más, sólo está empezando. Me encantó especialmente el 1x06.
Inverosímil a más no poder pero entretenidísimo, con los personajes confluyendo
en una situación delirante y preguntándose qué carajos está pasando ahí. Un despiporre en el buen sentido:
entretenimiento simple pero solvente. Y un final mucho más sólido y contundente de
lo que cabía esperar. Espero que Helena no esté muerta porque es un personaje
que puede dar para mucho. Por cierto: en todos los blogs se habla de la señora S. como la secuestradora. ¿Y qué hay de Felix?
Esta vez la excusa para la película
romántica (chico conoce chica y demás) son las competiciones de mecanógrafas en
los años 50. De modo que, pese a un desarrollo
completamente previsible, el punto de partida es original. Pero le veo otros
puntos a favor. Está bien escrita y hay unos cuantos buenos
diálogos. Eso es algo infrecuente en las pelis románticas americanas,
últimamente, y mucho más infrecuente aún en las francesas. Y, además, tiene
algunas secuencias muy bien montadas, llamativas y sorprendentes, apoyadas por
una música rítmica. Toda la peli está narrada como un
cuentecillo excepto la escena de cama que parece sacada de Mad Men. Extraño contraste. Como si
estuvieses viendo Blancanieves
y te encontrases con Madame Bovary. Una peli muy agradable, bastante mejor de lo
que me esperaba y graciosa a ratos. -¿Algún consejo? -Destrózala, cariño.
A un chico le tienden
una trampa con drogas y va a la cárcel. Para rebajar su sentencia, el padre
hace un trato con la DEA: entregar a una banda de narcotraficantes. La idea me gusta. Otra
mirada al mundo de la droga, otro modo de plantear la situación desde el punto
de vista de alguien totalmente ajeno. Pero la dirección no es buena. Se demora
largamente en explicar situaciones que han quedado claras desde mucho antes. Entre el drama y la
acción no acaba por cuajar en ninguno de los dos géneros. Dwayne Johnson
habría estado mucho más cómodo con la acción y Susan Sarandon con el
drama. Además, ese tonillo de
peli independiente no le pega nada. Las casi dos horas son innecesaria. Una
historia interesante que merecía mucho más.
1. Es la noticia
seriéfila de la semana: Matt Smith dejará de ser Doctor Who tras el capítulo navideño. Y eso sí que ha sido un
mcguffin y un cliffhanger todo en uno. Tendremos, pues, un Doce. A ver con
quién nos sorprenden. 2. Cada semana hay algo
nuevo de Bond. Al parecer, Penélope Cruz, la chica Almodóvar, se
convertirá en chica Bond. 3. La mera idea de que
exista Blade Runner 2 me
produce dolores de cabeza. Saber que están reescribiendo el guión porque el
primero no era bueno, significa que esto va a ser un desastre. Tal vez alguien
perciba que aún pueden parar todo. 4. Por lo que he visto
de Los pitufos 2, seguirá sin
tener casi nada que ver con Los
pitufos de carne y hueso. Los del cómic, quiero decir. Pienso que
podían usar el presupuesto de Blade
Runner 2 en hacer unos decentes Los
pitufos 2. 5. Hay gente sorprendida
por la gran cantidad de series españolas canceladas este año. A mí, en cambio,
me parece lógico. No me puedo creer que en el siglo XXI sigamos produciendo
semejantes cosas. Sobre todo si uno mira qué hacen en otros países.
Al principio uno va y dice: -Si trabajan Richard Jenkins, Bradley
Whitford y Sigourney Weaver no puede ser mala, no puede ser la
típica de terror adolescente. Después dices: -¿Cómo pueden Richard Jenkins, Bradley
Whitford y Sigourney Weaver haberse metido en este fregado? Lo sé. Esta peli va a volver locos a los
fans del terror. Por el modo en que maneja los tópicos, por su espíritu
subversivo, porque, a veces, recuerda a lo mejor de Scream. Pero a mí me ha parecido excesivo. Una cosa
tipo Lovecraft pero en plan tecnológico. Magia y electrónica. Es tan
inverosímil que, cuanto más avanza la película, más absurda se vuelve. Cuantas
más explicaciones, mucho peor. Los toques cómicos, las supuestas gracias,
sólo consiguen empeorarlo. Aunque, como siempre, seguro que hay un buen
ganado adolescente que, semana tras semana, se mantiene fiel a la dosis hemoglobínica,
cuerpos descuartizados y sangre salpicando la pantalla. Lo que digo es esto: si sólo hubiesen sido
monstruos y gore tendría un pase. La high-tech
no encaja ni de broma. En este caso entiendo que alguien decidiera
enviarla directamente al DVD. Incluso demasiado selectiva dentro del ganado
friqui.
Ante los pésimos estrenos de estas semanas
es buen momento para ponerme al día con películas que tenía pendientes y que no
sé si llegarán a las pantallas. Eché un vistazo al reparto (Robert
Redford, Shia LaBeouf, Susan Sarandon, Julie Christie,
Nick Nolte, Chris Cooper, Stanley Tucci, Richard
Jenkins, Terrence Howard, Anna Kendrick, Brendan Gleeson,
Brit Marling), así que no te extrañará que, debido al retraso en su
estreno, me la descargara para verla. No es un cine palomitero. Pero me parece que
eso no justifica la pachorra de Tripictures para estrenarla. Quiero decir que
este cine tiene su público. Suspense, drama, cine social... Estilo clásico en
la dirección. A algunos nos siguen gustando eso. No es un
peliculón ni lo mejor de Redford, pero se ve con facilidad y algunas
cosas tienen su interés. Dos búsquedas en paralelo que llevan a lo mismo: la
inocencia de un hombre. Me gustó, especialmente, la secuencia de la
entrevista de Susan Sarandon con Shia LaBeouf en la cárcel, los argumentos
subversivos, lúcidos e intensos que ella desgrana.
Ha
vuelto The Killing. Ha vuelto Seattle. Ha vuelto la lluvia. Y Linden ha dejado de
ser poli para reincorporarse a la vida civil. Entonces, Sarah: -¿Por qué sigues aquí? Esa es la pregunta que
quedó sin respuesta, el caso incierto, el crimen que no estuvo segura de
resolver. Y la pregunta vuelve a ella, traída por la mano de Holder que
investiga el asesinato de niñas prostitutas. The Killing
ha acelerado un poco el ritmo y se sumerge en un universo atroz. Y, además está
Peter Sarsgaard, que es un gran actor y que aquí está inmenso. Un guiño divertido en
esta serie seria. Holder tiene una novia, Caroline, que resulta ser Jewel
Staite, la que fue mecánico de la nave espacial Serenity en Firefly.
Y Holder tiene tatuado Serenity sobre
el pecho. Hacen algunos chistes sobe ello.
Hay un puente que une
Dinamarca y Suecia. Y sobre el puente hay una línea amarilla que indica la
frontera. Y sobre la línea, transversalmente, hay un cadáver. En realidad dos.
Medio cuerpo de una mujer, medio cuerpo de otra. Me gusta la fotografía
cenicienta y la escritura de personajes, contando lo que son por lo que hacen,
no por largas parrafadas. Pero lo mejor de esta serie es la presentación
anticipada de personajes, eso de contarnos su vida cotidiana, desconocidos
absolutos, antes de que adquieran verdadero protagonismo. Quería ver la serie
antes de que estrenasen la versión americana y lo había retrasado. Así que me
puse a ello en plan sentada. Pero no hay problema porque fluye con agilidad
sorprendente. El suspense avanza a ritmo impecable. Martin es un buen
personaje. Un tipo apacible que puede despertar una mala leche imponente en un
segundo. Y su aspecto nos cuadra con ambas cosas. El personaje de Saga Norén (Saga Norén, Malmö CID) es todo un
hallazgo, por supuesto. Los inconvenientes del autismo puestos al servicio del
análisis y la deducción. Impresionante esa
lagrimilla que se le escapa cuando le proponen el ascenso. Veremos qué hace Diane
Kruger en la versión americana, pero va a ser muy difícil que superen esto.
La novedad estará en la ambientación mexicana-americana. Tengo una teoría acerca
de por qué los nórdicos se están convirtiendo en los reyes de la novela y el
cine criminal. Creo que, como allí nunca pasa nada, lo están deseando. Deben
estar tan aburridos de su sociedad aséptica que necesitan emociones fuertes. Pues que dure.
No hay honor entre
ladrones. En el cine americano
sí, claro. Porque no es plan de cargarse a mitad de la película a Brad Pitt
o a George Clooney o a Julia Roberts. Pero los coreanos no tienen
ese problema. Se mata a quien haga falta y en paz. De guante blanco, nada. Así que la peli se ve
de modo distinto. Ahí no todo va a salir bien. Hay gente que va a palmar y
punto. Y, aunque se parezca a un Ocean's
Eleven o subsiguientes, el guión va por otros derroteros. El diamante no para
quieto, la historia da más vueltas que una noria y hay que aceptar esa
tendencia coreana en la que a una escena dramática le puede suceder otra
descacharrantemente surrealista. Entretenida, bien
dirigida, demasiado sobreactuada. Para el final dejan una secuencia de acción
bastante maja usando la fachada de un edificio como campo de batalla. Me quedo con el baile
que se marca Yenicall cuando el diamante llega a sus manos.