Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
1. In the Flesh tendrá segunda
temporada. Genial. A preparar el maquillaje. 2. Microsoft quiere hacer una serie sobre Halo. Steven Spielberg será productor. Supongo que nadie
se ha atrevido a decirle que no. 3. Lucas se repite con La Guerra de las Galaxias,
Scorsese con Gangs of New York y
eso le ha dado a Coppola (el padre de Sofia) una idea: hacer una
peli de una familia de italoamericanos a lo largo de 3 décadas. Me suena de
algo. 4. La semana pasada Nolan
era candidato para dirigir a Bond. Ahora lo es Nicolas Winding Refn. No
acabo de verlo, pero... Imagino a Craig con un palillo en la boca, la
mirada perdida en el infinito mientras los minutos pasan y enamorado
platónicamente de una mujer en peligro a la que no sabe cómo hablar. Que no lo veo. 5. Amazon ya ha
escogido las series que va a realizar. Alpha House y Betas. Supongo que la
tercera serie se llamará Gamma o Gamma-algo. ¿Casualidad o falta de
imaginación? Si es lo segundo, no dice mucho.
Ha sido un año
terrible. No dediqué ni un minuto
a The Following, The Mob Doctor y Hannibal. Por lo que leo, hice bien.
Tampoco contaron con mi atención Juego
de Tronos y The Walking Dead
que, no importa lo que escriban, sé que hago bien. A Revolution le habría ido mejor un
título como Desgana. Los personajes
parecían ir arrastrándose de un sitio para otro sin razón ni sentido. Bates Motel.
El primer capítulo no estuvo mal. Después dejó de ser una serie de psicópata
para convertirse en una (otra más) de instituto americano. Nashville.
Comienzos prometedores con el telón de fondo de la música country. Se apresuró
en volverse un culebrón con diálogos insultantes y situaciones de patio de
vecinos. Last Resort. Ya opiné. Once Upon a Time.
Te sentabas para pasar
el rato y necesitabas un manual de orientación, árboles genealógicos y un gps
para aclararte de por dónde iba la cosa. Y mente muy flexible para aceptar
incongruencias. Reconozco que la serie es más exigente de lo que yo estaba
dispuesto a dar. No me suele pasar, pero pasó. Supongo que también debería
abandonar Elementary, pero la
acabaré viendo algún día. Poco a poco. Y me pregunto si las series las dejas o te dejan.
Temporada tibia, muy
tibia. Que la han britteado,
vamos. En comparación con las
tres anteriores, claro. Es curioso. Hubo un día
en que se hablaba de que no renovaría e, incluso, de que la cancelarían antes
de llegar al final. Y, al día siguiente, después de solicitar que la gente
viese la serie en directo, fue renovada para una quinta temporada. Con Dan Harmon
de vuelta. A grandes rasgos se
puede decir que había buenas ideas. Tan buenas como en ediciones anteriores.
Pero mal ejecutadas. Ese Halloween o la convención del Agente Espacio-Temporal
debieron ser gloriosos y no lo fueron. Y me gustaría tener changnesia para
olvidar cosas tan estúpidas como la changnesia. Creo que no hay nada rescatable
del Chang de esta temporada. Ahora Harmon
tendrá que pasar unas horas en el sueñatorio para reparar los destrozos. Esperemos
que lo consiga.
-¿Ahora los coches en
vez de correr vuelan? Y ahí está el problema.
Que esta secuela (¡6, como en los carteles de los toros!) roza la
ciencia-ficción. Una cosa es que las carreras y la conducción sean
inverosímiles y otra son estos excesos delirantes. Lo de la autopista en
España, con un tanque arrollando con todo, puede tener hasta gracia. Espero
que, tal y como está la cosa de recortes, la hayan parcheado mínimamente porque
empiezan las vacaciones de verano y no sería plan. Y lo del asalto al
avión con coches... Bueno. Eso, la verdad, es tan absurdo que pierde cualquier
emoción que pudiera tener. El tema es Letty, Michelle
Rodríguez, alzándose de la tumba 3 películas después. Desmemoriada y en el
lado de los malos. Pero hay que rescatarla ya que la familia es la familia. Porque eso sí: palizas,
tiroteos, explosiones, muertos a tutiplén y en la última escena bendecimos la
mesa. -Gracias a Dios, sobre
todo, por los coches rápidos. Pues amén. A esperar
las siguientes.
Dejando a un lado la
moraleja final (el contraste entre la vida de Steve Coogan y la de Rob
Brydon) a la película le falta un norte, un objetivo claro que diga dónde
quiere llegar. Hay momentos bastante
logrados. Otros un tanto pesados. Las imitaciones de voces pueden llegar a
cansar. Pero la mayor parte del tiempo consiste en sentarse apaciblemente y
escuchar las conversaciones de estos dos colegas, sus manías, sus rollos
mentales, sus anhelos y frustraciones. Hay mucha conversación
de cine, imitaciones de voces de Michael Caine, Jack Nicholson, Woody
Allen... Diálogos sobre Coleridge, Wordsworth, las hermanas Brontë... No hay que buscar más.
El conjunto es agradable pero sin pasarse. -Vamos, señor Bond.
Reconozca que, cuando mata a un hombre, le gusta tanto como a mí.
Un ingeniero lo
suficientemente loco como para infiltrarse en la mafia y matar a quienes
asesinaron a su mujer e hijo. Una estilista lo
suficientemente loca como para chantajear a un mafioso y matar a quien le
desfiguró el rostro. Es la misma película de
siempre pero bastante apañada. Quizá baste el hecho de que un director sueco
aporta una mirada algo distinta. Quizá el reparto, con una sueca (Noomi
Rapace), un irlandés (Colin Farrell), una francesa (Isabelle
Huppert) y un americano (Terrence Howard), le aporta cierta
distinción. Bastante entretenida,
sobre todo al comienzo, cuando las piezas del puzle, como la de esa foto que
los mafiosos van construyendo, están sueltas y tenemos que cuadrarlas. Las escenas de acción
cumplen. Ingeniosa la de la fuga del francotirador desde el edificio, más
pirotécnica y convencional la del final. -Te dejo la comida
entre la mostaza y los explosivos plásticos. Una forma de ligar como
otra cualquiera.
Frank es un anciano con algunos problemas de
memoria. Su hijo le regala un robot para que le ayude a mantener una rutina y
salir adelante. Pero Frank enseña al robot lo que mejor sabe hacer: robar. La película tenía un peligro claro: caer en
la proyección de sentimientos, el sentimentalismo en que Frank detesta al robot
y acaban haciéndose grandes amigos. Para esquivar ese peligro, lo previsible se
reduce a unos minutos y, luego, empiezan a planificar robos. Una idea original
que tenía sus puntos de humor y que la presencia de Frank Langella, James
Marsden, Liv Tyler y Susan Sarandon animaban bastante. Pero... Primero hay un
extraordinario giro forzadísimo (muy tramposo), cuando Frank ve unas fotos.
Inverosímil de modo extraordinario porque nunca supimos que Frank estuviese tan
mal. Y, de hecho, no lo está. Quiero decir que puedo entender que una peli de
suspense tenga su trampa. Que un drama engañe de forma indigesta se justifica
difícilmente incluso aunque lo sospecharas. Después sobreviene un cierre átono que te
deja absolutamente indiferente. Sencilla, carente de fuerza para motivar,
flojita.
1. Zack Galifianakis
es uno de esos cómicos que nunca me hacen gracia. Pero me ha dado la risa
cuando se ha puesto sesudo con lo del tornado de Oklahoma. Para mí este tío es
una contradicción con patas. 2. Angry Birds tendrá su película.
Vale. Que la anuncien para el 2016 debe obedecer a algo. O no. ¿Promoción
temprana? ¿Admisión de lentitud? ¿Esperan que antes llegue el fin del mundo? 3. Morgan Freeman
se casa con Diane Keaton. Tranqui, tranqui. En la ficción. Tal vez algo
tan inverosímil pueda devolverme a otra película de Keaton. Pero me temo
que, a medida que conozca más del argumento, me producirá náuseas. 4. Quieren que Christopher
Nolan dirija el próximo James Bond. Normal. Con lo mucho que se parecía Skyfall a El caballero oscuro era algo que tenía que pasar. Pero yo creo
que Nolan está mejor con los guiones de su hermano y pelis propias.
Me temía una especie de Wonder Woman en versión masculina:
clichés, producción justita, cromas dando el cante, una tipa o tipo luciendo
anatomía. Pero, oye. Mira tú. Es lo que es, pero está
bien como está. Los personajes creciendo poco a poco, la historia de la isla
desvelándose progresivamente, Canario Negro, Flecha Roja y demás (sin serlo)
haciendo guiños a lo que pueden ser... No es un superhéroe. Es un tío con una
capucha verde que sabe pelear. No se excede con fantasmadas, no puede estar en
dos sitios a la vez, no siempre gana, le dan palizas... Tono justo entre drama y acción. Consciente
de sus limitaciones, aprovecha lo que tiene, no se deja llevar al recurso
fácil. Por cada debilidad se puede citar un acierto. El capítulo final es buen cierre. Las cosas
no salen muy bien que digamos. Se atreven a eso. A cerrar una temporada así,
más semejante a un drama que a una de superhéroes. Moira en la cárcel, Tommy
muerto, la mitad de los Glades destruidos... Me incorporé muy tarde en esta primera
temporada, pero estaré puntual cuando empiece la segunda. Felicity. Se habla mucho de ella y a la
gente le encanta el personaje. En realidad es un trasunto de Chloe en Smallville, la que se convertirá de
amiga de Supermán en la jefa de la Atalaya de Flecha Verde. Yo habría optado
por la misma actriz (Allison Mack) y por el mismo nombre (Chloe), sobre
todo por haberse incorporado a los cómics. Por todo ello Felicity no me parece
muy original, sino más bien un poco impostora.
No la vi en su momento,
pero la tenía en mentedesde mi estancia
en París, en verano, porque me hablaron de sus persecuciones por los metros de la
capital francesa y me apetecía revisitarlos. Cuenta atrás
dura hora y cuarto y está dirigida a mil por hora. Es bastante inverosímil pero
esa velocidad desmedida encubre los agujeros mientras uno la ve. No mientras la
piensa, pero eso es lo de menos. Un thriller
francés, de los que hay pocos, en una locura vertiginosa. Nadia, embarazada, es
secuestrada. Si quiere seguir viva, su marido, auxiliar de enfermería, deberá
sacar del hospital a un peligroso delincuente. Elena Anaya es Nadia y se pasa la película secuestrada por unos
y por otros mientras su marido corre, corre y corre. Está bien la ola de
atracos para perpetrar el asalto a la comisaría. Entretenida y breve. Y ya se
sabe que lo bueno, si breve...
Ha sido la temporada de
Clara. Clara: un misterio
envuelto en un enigma envuelto en una falda. La chica imposible. La
que vivió mil veces en mil lugares diferentes. Y siempre había un Doctor.
Necesariamente así porque el suflé no es el suflé. El suflé es la receta. El final de temporada
ha sido grandioso. De Gallifrey a Trenzalore. De la cuna a la tumba. Repasando
a los otros doctores que han sido y uno que será. Y la esposa: River Song. Un
enorme placer volver a verla. Hay en el mundo unas
cuantas ideas geniales. Pocas. Cada vez estoy más convencido de que Doctor Who es una de ellas. Por eso sus
33 temporadas, sus 50 años que cumplirá en noviembre, momento de una gran cita
donde se prometen muchas sorpresas. Y se acabará y alguien volverá a
resucitarla más pronto o más tarde. Porque es una mitología con millones de
caminos por explorar. Podríamos empezar a
contar los días que faltan para el 23 de noviembre. Si Doctor Who no ha estado en tu radar, date prisa, ponte al día. -Corre, chico listo. O chica. Misterio
envuelto en un enigma envuelto en una falda.
Reconozco que es
necesario cierto estado anímico, pero me encuentro cómodo con esta clase de
cine, historias minimalistas de la infancia o la adolescencia en las que una
tragedia, un toque de realismo mágico o un acontecimiento de lo inesperado
fuerzan la transición a la madurez. Si están bien
dirigidas, tienen una fuerza nostálgica apabullante. Y esta semana estrenan
tres de golpe: Kauwboy, Ali y La última isla. Me he decantado por
ésta, para empezar, porque fue la que Holanda presentó para los Oscar y eso
ofrece cierta garantía. La madre de Jojo,
cantante country, se ha ido de gira por Estados Unidos. La relación entre él y
su padre, solos en la casa, es tensa. Jojo encuentra un grajo. Y ya está. Poco
más. Hay un secreto y una serie de vivencias. Pero me parece muy
inteligente el modo en que se muestra la impotencia de Jojo ante el mundo
adulto y la frustración del padre. Y en el arco de sentimientos dispara algunas
secuencias dramáticas bastante logradas, especialmente la del cumpleaños de la
madre. La grajilla está bien
entrenada y el niño también.
Me han hecho notar
algunos amigos que suelo ser bastante negativo con películas basadas en libros.
En concreto me señalaban, recientemente, El
gran Gatsby y Ana Karenina,
películas que a ellos sí les habían gustado. Puede que tengan razón.
De hecho, tienen razón. Pero voy a justificarme. No tengo inconveniente
en que alguien coja Harry Potter,
una novela decente, y haga una peli decente. No hay problema en que de una
novela mala como Crepúsculo se
haga una peli mala como Crepúsculo.
Puedes tomarlas y experimentar. Optar por el drama, comedia, musical... Puedes
jugar y arriesgar fórmulas estilísticas. Pero con obras maestras
de la literatura (Ana Karenina)
o muy importantes (El gran Gatsby)
el director tiene que estar a la altura. Tiene que sacar unas películas que se
sigan viendo 150 años después, 100 años después. Y me parece que ninguno de los
dos ejemplos citados conseguirá eso. Si no lo van a
conseguir (porque no han sabido captar el espíritu, porque no han sabido
adaptarlos o porque, simplemente, el director no está a la altura del genio
literario) me parece, además, injusto. Para empezar el
director no tiene que molestarse en escribir un guión. Ya está ahí. Y se
aprovecha de un título conocido que la gente verá porque es conocido. Ni
siquiera tiene que publicitarla. Se ahorra el guión, se ahorra la publicidad y
se ahorra el esfuerzo de ser un genio. Le basta con ser mediocre para recaudar
dinero. Pero no basta para
hacer una obra inmortal. Ya ves. Por eso crítico
con especial dureza estos intentos de creerse alguien sin serlo.
En la novela de Fitzgerald
la gente iba de juerga y se emborrachaba para olvidar el mundo real. En el mundo real, en
cambio, la gente va de juerga y se emborracha para olvidar la película de Luhrmann. ¿Captar el espíritu? Ni
de coña. La primera parte de la novela describía fiesta tras fiesta hasta
que costaba seguir leyendo: vaciedad, embotamiento, nihilismo. En la película
es un musical divertidísimo. La segunda parte de la
novela era el despertar y la tragedia. En la película es un aburrimiento. Novela y película se
parecen tan poco que, en mi opinión, si Luhrmann le hubiese puesto otro
título, nadie habría podido acusarle de plagio. Parecerse sí, porque en cuanto
vemos una flapper pensamos en Fitzgerald.
De ahí el genio del escritor y el desacierto del director. Una vez más Luhrman
vuelve a confundir decadencia y kitsch. Ah, sí. Todo es muy
bonito (ese colorido pastelero tan característico del director) y los
intérpretes están geniales. Simplemente: no es Gatsby. Ni grande ni
pequeño. E insisto: con otro título tal vez me habría parecido buena. Tal vez a ti te lo parezca. Si no has leído la novela, quizá la disfrutes.
1. Pensé que me habían hecho caso, pero no. Hoy se estrena Marea letal. Yo avisé. Ahora, tú mismo. 2. Silvester
Stallone (Sly para los amigos, que cada vez son menos), le preguntó
a Mel Gibson si quería dirigir Los
mercenarios 3. Ya te puedes imaginar la respuesta. 3. En Cómo conocí a vuestra madre ya se
conoce a la madre. Y se ha armado un revuelo. Como hace siglos que abandoné la
serie, pensé: ¿pero todavía no han
cancelado este rollo? A ver si dejan en paz a Josh Radnor y le dan
tiempo para dirigir, que es lo que sabe hacer bien. 4. A marchas forzadas
estoy tratando de ponerme al día con Arrow. Tantas críticas diferentes
me tenían desconcertado. Y ahora, mientras la veo y puedo opinar personalmente,
mis opiniones me tienen desconcertado. 5. Ya sé que prometí ir
a ver La mula, pero no he tenido valor. No me pagan lo suficiente.
Estéticamente está
cuidadísima. Oportuna banda sonora,
tratamiento alucinante del sonido (el huevo cocido, el sacapuntas) y una
planificación exquisita (la cabellera de Nicole Kidman en transición
hacia la yerba de la pradera, el juego de la cámara sobre las cajas de
zapatos). Hay muchas cosas como
las citadas para tratar de ofrecernos un homenaje, más o menos explícito, a Hitchcock.
En mi opinión se excede a la hora de insistir en lo bien que lo hace,
esforzándose en demostrarnos lo hábil que es. Pero eso es algo que extraña
menos viniendo de un director coreano. Colores, ritmo (el
metrónomo, que casi nos indica la cadencia con que tenemos que visionar la
película), atmósfera opresiva pese a tanta luz, Mia Wasikowska... Muy
conseguido. Y, sin embargo, le
falta algo. O le sobra. Le sobran explicaciones finales, el desvelamiento tan completo
del misterio. La sugerencia, lo que intuíamos, creo que habría sido mejor. Una historia de
psicópata que viene firmada por Wentworth Miller (el hermano
espabiladillo de Prison Break)
pero que se habría quedado en poca cosa de no ser por la dirección de Park
Chan-wook.
1931. La ley seca ha
convertido al condado de Franklyn en un centro de destilerías clandestinas
esparcidas por las colinas. El agente Rakes (Guy Pearce) quiere su
parte. Shia La Beouf, Tom Hardy y Jason Clarke, los
hermanos Bondurant, no ven la necesidad de dársela. El primero está colado por
la hija del predicador, Mia Wasikowska, el segundo por Jessica
Chastain, antigua bailarina en Chicago. Me gusta la idea de
desplazar la mirada. No se centra en Al Capone y los jaleos de Chicago.
Observa los pueblos, el lugar donde fabricaban aguardiente, el núcleo del que
surgía la rebelión. Dirige
John Hillcoat, el de The Road.
Así que hay algunas
escenas bastante crudas, tirando a salvajes. Y, pese a todo, le falta algo de
garra, más profundidad dramática en los personajes. Pese a todo me parece
una peli recomendable. Tanto por el reparto (hacía años que Guy Pearce
no realizaba un papel tan bueno) como por su perspectiva. Otra de esas
películas que, teniendo en cuenta la basura presente cada viernes en las
pantallas, no entiendo por qué no se ha estrenado. Gary Oldman también hace un pequeño papel.
Ya lo he dicho más
veces, creo. Pero conviene insistir. Fred Armisen y Carrie Brownstein
son los terroristas más peligrosos que existen. Año tras año sueltan
una tanda decapítulos de Portlandia. En ellos no dejan títere
con cabeza, arrasan cualquier idea políticamente correcta, dinamitan clichés
culturales y se emplean a fondo en la demolición de estupideces postmodernas
que nos hemos forjado. Y el FBI les deja
seguir tan tranquilos. Los antiguos regímenes totalitarios sabían muy bien que
el peligro estaba más en los ideólogos que en las actividades. Y ponían en su
sitio a los que se pasaban de listos. Fred Armisen y Carrie
Brownstein, habrían acabado sus vidas en un campo de concentración, un gulag o la silla eléctrica. Que sigan sueltos significa otro triunfo para ellos, la prueba de
que hemos olvidado lo fundamental: que las ideas mandan. Corrosivos sin
posibilidad de redención me tomo sus píldoras con calma, de tiempo en tiempo,
para evitar la sobredosis. Son los maestros del sarcasmo, ácido puro. Ya conocíamos a las
feministas de la librería, pero la brutalidad con que se ensañan en la ideología
de género en esta temporada, fue una declaración de guerra. Qué bestias. Bien por ellos.
Y lo mejor es que, quienes son sacudidos, ni se enteran. Y todavía hay gente andando por las calles, sintiéndose segura, sin saber que estos dos siguen sueltos. Anda, que el cumpleaños
a la española de Nina...
40 terroristas
coreanos, con la traidora cooperación de dos agentes de los servicios secretos,
toman la Casa Blanca. Y Gerard Butler, que pasaba por allí, tiene que
hacer limpieza. Los coreanos tienen
aviones, helicópteros, lanzacohetes y, en los primeros compases de la peli,
matan a gente a diestro y siniestro. Luego se lo montan tan mal que un sólo tío
puede con ellos y todo el armamento no sirve para nada porque tienen que acabar
la cosa a puñetazos. Lo de siempre. Una
mezcla de La jungla de cristal
y Shooter: El tirador.
Entretenida mientras se ve. Es lo que tienen las balas a tutiplén. Pero
igualmente fácil de olvidar. Radha Mitchell, Ashley Judd, Angela Bassett, Morgan
Freeman e incluso Aaron Eckart (el presi) están de adorno,
personajes con tan poca entidad como las falsas pantallas de ordenador del atrezzo. Me gustó, sobre todo, Melissa
Leo, la secretaria de defensa, una tía con un aplomo y coraje que es tan
falso como todo lo demás, pero que ella llena de intensidad como si se lo
tomase en serio. -¡Juromi lealtad a la bandera de los Estados Unidos
de América! -grita ella mientras la arrastran por el suelo-. Con un par. Y un cubo
de palomitas en la mano.
1. Se editó la primera temporada de Black Mirror en DVD. De los tres
capítulos, sólo hay dos. Problemas de derechos musicales. Venga, ánimo, di a
quien se compró el DVD que no descargue el capítulo que falta. 2. Yo estaba muy contento con que RobertDowney
Jr. fuese Gepetto en Pinocho.
Además iba a dirigir Tim Burton. Parece que no. Algún descerebrado
piensa que el mejor sustituto es Ben Stiller. Yo no puedo imaginar uno
peor salvo Adam Sandler. 3. The
Fall se estrena el lunes. Me suena a otra policiaca del montón. Pero
son cinco capítulos y trabajan Scully y Kalinda, es decir, Gillian Anderson
y Archie Panjabi. Y, eso, merece una oportunidad. 4. Interstellar,
lo próximo de Nolan, tiene muy buena pinta. Un viaje a un agujero negro
con Michael Caine, Jessica Chastain y Anne Hathaway.
También está Matthew McConaughey por aquello de que nada es perfecto 5. Willy Toledo se exilia a Cuba. Enorme pérdida para el cine español.
East End de Londres. Años 50. Un grupo de
monjas anglicanas y cuatro enfermeras. Comadronas. Entre 80 y 100 niños al mes. Jenny, con su título recién estrenado se
incorpora a ese mundo sin saber que era un convento ni la pobreza en la que va
a trabajar. Esperaba una historia pastelera pero no es nada
sentimental. El primer punto a su favor es que trata de
contar la vida misma. No dulcifica las situaciones. Suciedad de las mujeres,
prostitutas, familias con 25 hijos que comen directamente del puchero porque no
tienen platos, bajo nivel cultural... Me gustó especialmente ese montaje en
paralelo durante la noche, las monjas cantando gregoriano en su capilla, la
prostituta ofreciéndose en la calle. La vida misma. El segundo punto a favor es el retrato de
personajes. La monja mayorcita a la que se le va la pinza, la gruñona con
bastante mala leche, la superiora que trata de conciliar... Y las comadronas. Miranda
Hart da vida a esa enfermera enorme y desgarbada y Bryony Hannah
encarna a esa otra enfermera aniñada con su cara de chiste. Después de ver la serie no me extrañan los
índices de audiencia arrasadores que ha tenido en Inglaterra o que haya tenido
segunda temporada.
Fue uno de los cortometrajes de animación
nominados al Oscar. Cualquiera que haya visto Un amor entre dos mundos, se dará
cuenta de los enormes paralelismos que hay entre uno y otro. Tantos que
enseguida me sentí tentado para averiguar quién copió a quién, quién fue
primero. Sospecho que el corto animado copia al largo porque Solanas
llevaba años peleándose por la financiación para hacer su película. En Head
Over Heels tenemos una casa con dos sistemas gravitatorios. Hombre y
mujer viven de modos opuestos. Después de años de convivencia no se llevan muy
bien, pero adivinamos que hubo tiempos mejores. Al igual que en Un amor entre dos mundos, el calzado juega un papel
determinante en la historia. En la película eran esos zapatos progresivamente
incandescentes de Jim Sturgess, aquí son unas zapatillas de ballet. Me recomendaron este corto con mucho fervor,
asegurándome que debería haber ganado a Paperman.
Me ha decepcionado un poquito precisamente por todo lo mencionado. Sin embargo
su carga metafórica, por estar condensada a 10 minutos, tiene bastante más
fuerza que en la película.
No es la primera vez que hablo de este tema.
Y no me gusta mucho hablar de él. Más que nada porque, si se habla de él, es
que existe. La mula, que al parecer se estrenará este viernes,
empezó a rodarse ¡¡¡en 2009!!! Los problemas han ido apareciendo por todas
partes. El hecho de que el director sea anónimo (Michael Radford) ya
dice algo. Pero ese es otro tema que estoy investigando y que está sumido en
tantas capas de confusión como el atentado contra Kennedy. La cuestión es que el gobierno que estaba en
este país en 2010, decidió censurarla. Bueno, censurarla no, porque aquí no hay
censura. El gobierno al mando consideraba que el bando nacional, durante la
Guerra Civil, debió ser más malo de lo que aparecía en la película. Pero ese motivo es indefendible en un
tribunal así que presentaron dos demandas para retrasar/detener su estreno. La primera demanda era por la calificación
de edades. Ya hicieron algo así con Saw VI, ¿te acuerdas? Los motivos eran distintos, pero ya se ve que es un
recurso interesante cuando tienes una pataleta. La segunda demanda era porque no se trataba
de una película española (dirigía el anónimo Radford). Curioso también si
tenemos en cuenta que los criterios cambian cada año o que Vicky Cristina Barcelona (de unos
meses antes), sigue siendo del español Woody Allen. La cosa es que La mula no me motiva mucho que digamos (salen Mario Casas
y María Valverde, por Dios), pero me asomaré a ver si toda esta polémica
tiene algún sentido. Y lo del anonimato en la dirección lo
explicaré otro día si consigo aclararme de qué pasó.
Se dice que es la mejor de las series
estrenadas. Estoy de acuerdo. Pero ello no implica que esté por encima de las
buenas ya estrenadas. Tiene sus pros y sus contras. Las de cal y las de arena.
Sus más y sus menos. La cuestión marital. Durante muchos
capítulos se repite más que la morcilla. Disensión y reconciliación. Lo mismo
ocurre con el espionaje. Capítulos cerrados que no parecen ir a ninguna parte. Estuve a esto de dejarlo. Pero llega el final del capítulo 8 y el 9.
Al final del 8 se rompe la dinámica matrimonial cuando Matthew Rhys deja
la casa y se va a vivir a un motel. Y, en el 9, en la cuestión del espionaje,
las decisiones del agente Amador implican un punto de no retorno. Mejora mucho a partir de ahí. Aunque hay
situaciones tan inverosímiles y absurdas como el matrimonio que organizan a la
carrera, tan irracional desde un punto de vista sentimental como desde el del
suspense. De hecho es tan ridículo que parece de coña. Claro que hay otras cosas geniales. Esos
duelos, las amenazas nada veladas, la paliza entre Keri Russell y Margo
Martindale, son escenas maravillosas. O la propia Martindale
comportándose como una abuelita. No puedo decir que me haya decepcionado,
pero tampoco me ha estimulado gran cosa. El capítulo final me parece bastante
bueno. Pero nuestro matrimonio de espías rusos está dejando agujeros en sus
coartadas por todas partes. También me gustan los disfraces. Ay, esos
pelucones.
Ya se sabe. Unas cosas llevan a otras. Colorful
me la sugirieron por cierta relación con Mamoru Hosoda. No está mal, pero es útil, sobre todo, para ver la diferencia
entre lo bueno y lo superior. Keiichi Hara ofrece un
planteamiento rarito: un alma muere en pecado pero se le concede una segunda
oportunidad. Reinstalada en el cuerpo de un chico llamado Makoto, que acaba de
suicidarse, debe descubrir cuál fue su pecado. Imagino que todo el mundo se da cuenta
enseguida de que el alma es la del propio Makoto. Por cierto: parece que en
Japón les encanta el nombre de Makoto. Sirve para chico y chica, para un roto y
un descosido. En mi opinión, el problema de la peli está en su
explicitud. Todo está hablado y planteado: amistad, paternidad, filiación,
agradecimiento por lo que se tiene, ¿novias?, estudio... Verbalizado y
explicado, sin hueco para que imaginemos y deduzcamos. Me llama la atención el uso del color. Muy
sobrio. Muy distinto al de casi todos los anime, buscando un mayor realismo. Lo
que sí me gustó fueron esas conversaciones en torno a una mesa, que recuerdan
al espíritu de Yasujiro Ozu. Aunque Ozu, desde luego, era más
sutil, menos sentimental y más dramático en sus planteamientos. Se deja ver por su peculiar arranque pero
dos horas tan didácticas resultan excesivas.
Los tipos que están
detrás de este producto saben perfectamente lo que es un capítulo de serie:
estructura, ritmo, desarrollo... En este sentido me parece que es la serie por
excelencia, la serie perfecta. Dan al espectador una
trama autoconclusiva dentro de otra trama serializada, todos los capítulos
están cargados de tensión dramática (sin acción, sin morbo), los personajes
tienen la apariencia justa de posibilidad con un punto de imposible genialidad
(Eli Gold disfrutando con Hostel 3)
y siempre te dejan satisfecho. Y van apareciendo Amanda
Pitt, Martha Plimpton, Kristin Chenoweth, Carrie Preston,
Michael J. Fox, Nathan Lane, Matthew Perry, John Noble... He huido tanto de las
series de médicos que ni siquiera llegué a ver un capítulo de House. Y con las de abogados me pasa
lo mismo. Pero huir de The Good Wife
habría sido un error. Después de 4 temporadas sigue manteniendo la misma
emoción que al principio. O más. Porque el final
que nos han dejado... ¿Un nuevo despacho Florrick/Agos? ¿En serio? ¿De verdad
la mujer de gobernador va a levantar alas? ¿Y si ahí no se queda su objetivo?
¿Diane juez? ¿Will solo? ¿Y Kalinda? Tal vez es la única
serie a la que no le vienen grandes los 22 capítulos. Esa es otra: se da por
supuesto su renovación y que cumpla muchas más.
1. Hay quien se queja de la mala taquilla de las últimas semanas. A mí me parece que es lo que corresponde. Tienes por delante la fiesta del 1 de mayo, la del 2 en Madrid y un fin de semana. Y se estrenan, vamos a ser claros, los bodrios que se estrenan hoy. Pues ya me dirás qué esperas. 2. Durante muchos años, Estados Unidos
prefería hacer un remake de una
película extranjera antes que doblarla. Han encontrado la horma de su zapato:
los chinos empiezan a hacer lo mismo con ellos. 3. Cabreo de Sheldon Cooper, en The Big Bang Theory, cuando se entera de que cancelaron Alphas dejando un montón de
cuestiones sin resolver. Y toma medidas como nos habría gustado hacer a los
demás. Sólo que los demás no estamos locos. 4. Candela Peña es una actriz
excelente. La mejor que tenemos en España después de Blanca Portillo.
Pero como tiene una boca como un buzón, a veces dice lo que no debe. Así que, antes de que se la cierren, se la cierra
ella. Muy positivo. A ver si se sigue dedicando a lo que sabe hacer: ser
actriz. 5. Ignacio me acompañó a ver Iron Man 3 y se ha enfadado porque
no le he citado. No sé. Quizá soltó algún comentario genial en el que yo no he
reparado. Pero es que cada vez pongo el listón más alto, tío. Si quieres tus 15
minutos de gloria te lo vas a tener que currar más.