Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
No me convencen muchas cosas de esta serie.
Liviana, tirando demasiado de manual (ahora toca poner esto, ahora lo otro...)
pero aun así, entretenida. Acabé odiando, muchísimo, la cámara lenta. Averigüé quién era el asesino aplicando el
principio de Agatha Christie conforme a la tradición inglesa: el culpable
es el menos sospechoso. Como todo el mundo que había aparecido en pantalla
podía ser el malo, excepto él... El culpable... No sé, no sé. Una cosa es que
averiguara que tenía que ser él, por narices, y otra que me convenzan las
explicaciones dadas. No cuadra que sea pederasta, no cuadra que lo sea pero no
lo sea, no cuadra que sea un amor platónico pero no lo sea. Me habría parecido
más verosímil que le hubiese pillado robando dinero y se hubiese cabreado.
Tampoco es eso, pero ya me entiendes: me pareció forzado. Sí está muy bien prolongar el final, después
de descubrir al asesino, mostrando las consecuencias. De eso trata la serie. No
tanto de un crimen como de sus consecuencias en una pequeña comunidad. Sea como fuere, en el Reino Unido ha tenido
tanto éxito que han decidido renovarla para otra temporada. David Tennant
estaba mejor como Doctor Who,
pero me gustaría que Olivia Colman siguiese por ahí aunque las cosas se
le hayan puesto chungas en el pequeño pueblo de Broadchurch. -Éramos felices aquí.
No entiendo por qué se siguen haciendo esta
clase de películas. Me parece bien una, por la cosa de la originalidad. Rodar
una al mes carece de sentido. El proyecto de la Bruja de
Blair fue la primera. Con
eso bastaba. Paranormal Activity
se ha convertido en una plaga. Emergo
no es ni mejor ni peor que otras docenas. Es, sin más, un clon. Nada nuevo, nada que aportar, nada que
sorprenda. Nade de terror. Un susto o dos si uno se deja de asustar. Si no, ni
eso. Son baratas eso sí. Y luego recaudan unas
cifras desproporcionadas. Guión de Rodrigo Cortés. En realidad
debe ser el desecho de Luces Rojas.
El primer borrador antes de 10.000 cambios. Y ya sabemos que en el último plano habrá
algo que señalará que los científicos se equivocan, que tal vez el mundo sí es
trascendente. Muy sosa. Y, como lo sabe, dura 75 minutos.
El problema de estas pelis de superhéroes es
que, al final, todo el mundo espera la gran escena de acción. Y los
responsables la ofrecen sin medida. ¿Queréis acción? Pues hasta que os duelan
los ojos. Y Iron Man 3 acaba
pareciéndose a Transformers 7 por
ejemplo. El resto está bastante bien, la verdad.
Divertida, juguetona, absurda. Ante Ben Kingsley uno se quita el
sombrero. Qué ganso. Y luego hay un montón de referencias cinematográficas con
una coña impresionante. Del calvo Bruce Willis a Downton Abbey pasando por Historias de Navidad. Y como no sólo de cine vive el hombre
también hay otros tipos de humor, como el paracaidismo desde el Air Force One.
La secuencia con el niño de Tennessee me pareció muy hábil. Se sale un poco del
protocolo habitual, muestra a un Tony Stark muy humano (sin dejar su sarcasmo)
y nos deja ver al colega mecánico. Al final de los créditos, otra escena
divertida con Hulk. Stark y el
doctor Banner. Tú no te dormirás en el ascensor de
Suiza.
1. Siempre supe que los guiones de Heroes los hacía gente diversa sin
consultar a los demás. Por eso los personajes tenían superpoderes distintos
según el día. Dicen que la van a resucitar. Potencial tenía. Si los guionistas
se hablan entre ellos, igual funciona. 2. Cada verano, a partir de 2015, habrá una
peli de Star Wars. Han
inventado la serie anual en cine. Definitivamente: Disney es el lado oscuro de
la Fuerza. Creo que también cambian logo: en vez del castillito con fuegos
artificiales, se oirá una respiración oscura y siniestra. 3. Amazon
quiere un hueco en el mundo de las series. Tiene envidieja de Netflix. Su idea es buena: ofrece 14
pilotos y el público vota cuál prefiere. El ganador se convierte en serie. 4. El hombre es el único animal que tropieza
dos veces con la misma piedra. David Cronenberg vuelve a trabajar con Robert
Pattinson. Más que un tropiezo en una piedra parece una auto-lapidación.
Es la historia de la chica que prometió
sonreír cuando las cosas fuesen mal. Y cuando el chico llega con retraso de
horas y él, al fin, aparece, ella alza la boca sobre la bufanda y muestra una
sonrisa cargada de dolor, alivio y esperanza. Y hacerle eso a un dibujo... Y la historia de amor dura el tiempo de dos
bebés. Yuki y Ame. Lobita y lobito. Es la hija quien cuenta la historia de su
madre. Y en su imaginación cada fotograma está cargado de una nostalgia
desgarradora. Crecimiento y maduración. Una historia de hombres lobo contada de un
modo radicalmente distinto, una historia en la que, aparentemente, no pasa
nada, el día a día de dos niños lobo que aprenden a convivir con su naturaleza.
Pero que te atrapa, te deja noqueado y no puedes hacer otra cosa más que contemplar
la sensibilidad asombrosa para captar los detalles, la habilidad para trenzar
la historia. Una historia acerca de la maternidad. La
educación de dos niños como si fuese un relato de suspense. El universo de Hosoda es muy distinto
al de Miyazaki. Hosoda es menos simbolista, los toques de
fantasía se imbrican en un mundo reconocible. Pero tiene fuerza, vaya que sí.
No tengo nada en contra del ritmo lento y
quebrado si es apropiado. Era lo previsto. Lo que no me parece bien es que,
durante 6 capítulos, no ocurra casi nada y, al llegar el 7º, ocurran demasiadas
cosas y sin mucho sentido. Por ejemplo que los hijos de Matt Mitcham, a
los que ha tenido acongojados durante toda la vida, se rebelen cuando lo hacen.
¿Por qué? Ha tenido 6 capítulos para dar razones y no lo ha hecho. Otro ejemplo: GJ se va. Es una tía rara y
todo eso y sabemos que es imprevisible. Pero no sabemos por qué, de pronto, se
va. Aunque, la verdad, a quién le importa. A Tui, parece. Aunque tampoco haya
hecho tanto por ella. Otro ejemplo: el cuadro que ha estado en la
cafetería desde siempre. Es verdad que suele ser un recurso del cine policial,
pero está muy forzado. El conjunto me ha parecido flojo. Destacaría algo. Champion nos
describe un mundo sórdido, cutre, enfermizo, incestuoso. Un mundo miserable y
opresivo. Por eso, el momento en que Tui da a luz, sola, en el bosque,
acompañada en la distancia por un pobre loco, me pareció un punto de belleza y
de esperanza magistral. Y el epílogo. Acentuando
la sordidez y el asco. Un final duro con un poco de humanidad. La inteligencia del
cuerpo es sorprendente. El cuerpo sabe lo que hace. -Sigue a tu cuerpo.
De la peli sólo digo esto: desagradable. Por
lo que cuenta y por el modo de contarlo. No entiendo a esos críticos que la califican
de notable para arriba o que incluso les parece una obra maestra. En mi opinión,
simplemente, han encontrado cierta satisfacción intelectualoide a su gusto por
el morbo. No sé. Igual tienen razón y esta peli es
enorme. Pero para mí esto no es arte. El arte, aun cuando narre las mayores
perversiones, tiene la capacidad de una elevación porque percibe lo esencial de
la naturaleza humana. Y esta peli va en dirección contraria. No es
que le guste estar a ras de suelo. Es que trata de embarrarse lo más posible. Bueno. Ya le he dedicado demasiado tiempo.
-Es difícil encontrar un chico con lo del
apocalipsis y todo eso. No sé. Quizá es que a los vampiros les tengo
más respeto que a los zombis. Y así como siento repulsa hacia los vampiros
románticos de Crepúsculo no me
pasa lo mismo con estos zombis. Los vampiros tienen una complejidad
simbólica que, en el caso de los zombis, siempre resulta más obvia. Los zombis
critican capitalismo, consumismo, manipulación de masas, aspectos ecológicos...
Los vampiros son mucho más retorcidos y sugerentes, más relacionados con las
pasiones negativas, con nuestro lado oscuro de la mente. Pero no es sólo eso. Con esta peli me he
reído muchísimas veces. Funciona mejor en su vertiente cómica que en la
romántica pero su humor negro es genial. Las reflexiones en off de R son
tronchantes. Deberían haber afinado más en la acción.
Digo yo que tampoco habría costado tanto construir un buen momento en la
batalla con los huesudos o aportar un instante de terror de verdad. Sobre todo
porque, en mi opinión, la parte romántica-intimista-metafórica precedente es un
poco pesadita. Pese al maquillaje y Pretty
Woman. El resultado, obviamente, mejor de lo que me
esperaba. Iba con una cesta de vísceras podridas para lanzarlas a la pantalla
pero las he repartido entre los muertos. -Hazte la muerta. Pero sin exagerar.
Han llegado los del gas para salvar al
pueblo. Matt Damon y Frances McDormand. Compran las tierras y te
llenan los bolsillos de dinero. Pero en el pueblo, jubilado, hay un profesor de
física del MIT y sabe que la técnica de extracción, el fracking, contamina agua y suelo. Y está el alcalde que quiere un extra.
Y llega un ecologista. La veo muy sencilla. En realidad, más que
una película de denuncia social, es una historia costumbrista. Los chicos de
ciudad que toman conciencia del pueblo. Ay, esas camisas de franela. Me gusta mucho el detalle de la niña que
vende limonada. El cartel dice 25 centavos y son 25 centavos. Así funcionan los
negocios. Los honrados, claro. En ese pequeño detalle se encierra toda la
enseñanza del guión. Mucho mejor que en el discurso posterior de Damon,
demasiado sentimental, demasiado yanqui. Pero claro, es un hombre honrado y de alguna
forma tenían que dejarlo claro. Damon y McDormand
funcionan muy bien. En realidad toda la película funciona mejor (e incluso es
graciosa) cuando trata otros temas que no son el principal.
1. Tras la droga hay
rehabilitación, tras Breaking Bad
esperanza y tras Walter White un spin off.
Saul Goodman, el abogado más impresentable del mundo, tendrá su propia serie.
No sé si la comedia pura y dura le sentará bien. 2. No entiendo a la
gente que sale mosqueada del cine tras ver una de Malick. Porque supongo
que sabían dónde se metían, ¿no? Vete tú a decirles que la has disfrutado. 3. Acabo de darme
cuenta de que, inconscientemente, coloqué dos fotos seguidas de la Kurylenko:
días 14 y 15. Aprovecho para decir, porque no lo había dicho, que en To the Wonder se sale. Fíjate en el
momento en que sopla por el tubo en la lavandería. Graciosísima. 4. A veces tengo que
dejar de leer la programación de Syfy. Si tuviese ese canal sería adicto. El
cable HDMI enchufado en vena. Se acabaría el buen cine, Orson Welles, John
Ford, Tarantino. Estaría todo el día viendo subproductos de
marcianos. Aún me parece preferible a tener Canal+ para ver fútbol, pero sería
un problema.
Necesitaba una serie así. En serio. Hacía muchísimo que no disfrutaba tanto con
un piloto. Una de ciencia-ficción que arranca a ritmo
de música country. Normal. Porque las
buenas space opera siempre, siempre,
han sido westerns. Un humano y una
alienígena cantando, a la par, una canción country
mientras recorren en rover una Tierra post-bélica, una Tierra donde la
Antártida, ahora, es Caribe. O eso dicen. Peleas de bar, duelos, encerronas en un
desfiladero. Pistolas (láser), aparatos alienígenas,
robots. La antigua ciudad de Saint Louis ahora se
llama Defiance. Allí donde 8 razas de la galaxia llegaron a la paz, allí donde
ahora conviven (como pueden), donde nacen, crecen, negocian, se enamoran y
matan. Y, ahora, confiemos en que no se hayan
gastado toda la pasta en el piloto. Porque, francamente, podría haber estado en
una pantalla de cine. Tal vez los personajes acaben siendo
estereotipos. El sheriff, Romeo y
Julieta, la prostituta de buen corazón, las familias de Dallas... Pero, de momento, están
muy bien presentados. -Hay cosas en estos bosques que no queremos
conocer. Oh, sí. Sí queremos. Claro que queremos. Queremos
conocerlas todas.
Truffaut dijo que era la mejor
película de cine negro que había visto en su vida. Muchos críticos coinciden.
Yo creo que, en parte, es una forma de solidaridad con Dassin, exiliado
de Estados Unidos, refugiado en Francia, debido a la caza de brujas de McCarthy. Pienso que hay mejores películas de cine
negro. Sin ir más lejos, 5 años antes, John Huston había dirigido La jungla de asfalto. Y eso hay que
tenerlo en cuenta. Pero Rififi,
desde luego, está entre las primeras. Esa secuencia de 32 minutos, el atraco a
una joyería, en silencio, sin música, enseñándonos a atracar con todo detalle
(hay que tenerlo en cuenta con los tiempos que corren), no aburre ni un
segundo. Es hipnótica. Pero hay muchas más cosas, como los espejos,
la danza de sombras, el travelling
por las bambalinas precedido de ese plano subjetivo con la pistola en la mano,
esa búsqueda de la sensación de vértigo en la carrera por París... Un atraco maravilloso que se irá al garete
cuando uno de los protagonistas no resiste los encantos de una mujer. -Ninguna cerradura se resiste a Cesare y
Cesare no se resiste a ninguna mujer. Y el atraco se convierte en un
enfrentamiento entre bandas, con un desenlace fatalista. Rififi. No la encontrarás en el diccionario.
Makoto es una chica que, un día, sin saber
por qué, descubre que posee la capacidad de saltar en el tiempo. Y, claro, como
es una adolescente, se dedica a hacer chorradas y a embrollar asuntos
sentimentales. Dicen que Mamoru Hosoda será el
sucesor de Miyazaki, motivo (suficiente para mí) por el que me estoy
metiendo entre pecho y espalda su filmografía. A la peli le cuesta un poquito arrancar.
Esos viajes temporales se tornan repetitivos. Graciosos pero repetitivos. Hasta
que el cúmulo de manipulaciones llega al nudo de la narración. En ese momento la película es imparable. No
es que tenga buenos momentos. Tiene momentazos imponentes, escenas apabullantes
en su originalidad. La tensión del momento del accidente de la bicicleta
(cuando no está en manos de Makoto) seguida del tiempo paralizado y de la
explicación de lo que está pasando, aúna toda la trama y da forma a la
historia: crecimiento, maduración, la inevitabilidad del paso del tiempo. Una historia de instituto, de esas que tanto
les gustan a los japoneses, pero tratada de un modo distinto, con excesos
sentimentales pero también con muchísima inteligencia. -Te esperaré en el futuro. -Iré corriendo. Y hablar de aspectos estéticos nos llevaría
muy lejos. Esos juegos hiperrealistas mezclados con Van Gogh, el futurismo, lo onírico...
-¿Qué es este Amor que nos ama? Las pelis de Malick son como un
puzle. En cada pieza hay un sentimiento. Si las encajas bien, te sale. Si no... Hay gente que no sabe qué hacer con todo ese
lío. Otros que enseguida las colocan en su sitio. Y hay puzles y puzles. Puzles
a los que entras mejor y otros que no. Conozco a gente que exulta con el puzle
de El nuevo mundo, puzle al
que yo sigo sin pillarle las vueltas. Por otra parte, ya sabes que el puzle de El árbol de la vida lo resolví en un
momento. El amor, esa cosa tan compleja. Amor
lujurioso, romántico, espiritual. Amor que buscamos y perdemos. Amor que
tenemos sin saberlo (Bardem) y amor que no tenemos creyendo que lo poseemos
(Kurylenko). Pero indispensable. Absoluta y radicalmente
necesario: muéstrate. To the Wonder vuelve a ser un puzle de 10.000 piezas.
Esta vez he colocado unas 7.000. -¿Por qué mi tierno corazón se ha
endurecido?
En Hollywood, cuando montas una pifia, no
suelen darte más oportunidades. Joseph Kosisnki debe tener buenos amigos
porque, tras la pirula de Tron: Legacy,
le han dejado ponerse de nuevo tras una cámara. Por suerte, Oblivion es bastante mejor. En realidad, su trama es una mezcla
de muchas cosas, de muchas Blade
Runner y de muchas Matrix. Sin embargo, visualmente, está muy
conseguida y logra mantener el misterio. Las escenas de acción están bastante
contadas y son originales. Gracias a esa concepción de un espacio minimalista,
ha sido necesario forzar la imaginación para idear cosas nuevas. De fondo suena la música electrónica que tan
buenos resultados le dio en Tron.
Pero aquí no es Daft Punk y se
nota. A veces buena, a veces repetitiva y cansina. Total: aceptamos Oblivion como animal de compañía para pasar el rato. Y Sally ya sabe lo que tiene que hacer. -Pero entre los escombros había un libro.
Me jugaría mi colección de chapas a que la
idea para esta película le vino a alguien después de ver Red. ¿Y si en vez de espías jubilados ponemos a
delincuentes abueletes? La acción transcurre en un día, desde
queVal (Al Pacino) sale de la
cárcel y es recogido por Doc (Christopher Walken). En su periplo
vagabundo, loco, absurdo y sin gracia, se encontraran con Hirsch (Alan Arkin),
su nieta, Julianna Margulies (menos mal que le han puesto el mismo
doblaje que en The Good Wife)
y un montón de gente loca, absurda y sin gracia. La trama argumental es levísima y su forma
de prolongarla bastante lamentable. Por ejemplo, 20 minutos se van en las
consecuencias que a Val le ha producido tomarse un bote entero de viagra. Así,
sin más, sin gracia. Deberían crear una organismo federal o algo
así que se encargara de decirle a la gente que nunca escribirán diálogos como
los de Tarantino por mucha leche que tomen. Aburridísima.
1. No he visto ningún capítulo de la última
temporada de The Walking Dead.
Leo comentarios y críticas y llego a una conclusión: la gente está encantada
por haber quedado defraudada. Otra vez. 2. Leo que La Primera peleará por la audiencia con la ¡¡¡quinta temporada de Águila Roja!!! Estoy convencido: que
la gente siga viendo esta clase de cosas es malo para la salud de una nación. 3. No quisiera ponerme pesado pero el día 1
de noviembre se estrena El juego de
Ender y ya me ha entrado el gusanillo. Intentaré no ser plasta ni
hablar de ello cada semana. El ansible se cargará de noticias. 4. Parque
Jurásico se reestrenó en USA colocándose en 4ª posición. Me alegro.
Siempre he defendido esa película. Los intelectualillos dirán lo que quieran
pero cuando se estrenó en 1993 (junto con La lista de Schindler) nunca habíamos visto dinosaurios así. Y
holocaustos ya los habíamos visto de todos los colores.
Kieren se suicidó tras la muerte de su mejor
amigo en Afganistán. Pero se levantó junto con otros 140.000 zombis. Entre
otras cosas se comió a la amiga de su hermana. Ahora, bajo medicación, vuelve a
casa. Síndrome de Muerte Parcial, lo llaman. Los ingleses sí que saben cómo tratar estas
cosas. De modo original y distinto. Esta serie no la verá ni la décima parte de
la gente que ve The Walking Dead,
pero tiene todo aquello de lo que carece la americana: conflictos interesantes. Me encanta cómo encaran los aspectos
políticos, sociales, laborales, familiares, las sociedades cerradas, las
relaciones, los odios, los arrepentimientos, el perdón... La habilidad para
tratar desde lo general (el Cuerpo de Voluntarios Humanos que no se resigna a
desaparecer) a lo más anecdótico como esas reuniones de Zombis Anónimos o los
carteles de los centros sanitarios, como si hablasen de VIH o Alzheimer. O la
cantidad de maquillaje a aplicar. La serie viene envuelta en el estilo social,
tan inglés, mezclada con unos toques de humor irónico maravilloso. Tres capítulos precisos, complejos,
impactantes, emocionantes, trágicos, cómicos. Esto sí es una historia de personajes en una
de zombis. Caray. Qué buena.
No es raro que los productores de El secreto de sus ojos quisieran
repetir el éxito. Pensaron, supongo, que Ricardo Darín había sido la
clave y por ello vuelve a ser protagonista. Pero, obviamente, les falta lo
fundamental: Juan José Campanella. No sé quién es Hernán Golfrid,
el director, pero no es lo mismo. La película se deja ver con la misma
facilidad con que se deja ver cualquier película policiaca, cualquier
investigación criminal, que esté llevada con un pulso medianamente decente y
tenga los suficiente giros de guión para mantener el suspense. Darín puede interpretar lo
que le dé gana y, además, sin esforzarse gran cosa. La cuestión es que el resto
del elenco no está a la altura. Alberto Ammann, como antagonista, se
comporta con una viveza levemente superior a la de un maniquí. Y Calu Rivero
es mona pero poco más. No me aburrió ni me decepcionó, pero no deja de ser
una más de entre el montón.
Después de retirarse, después de dejar de
hacer películas, Soderbergh vuelve a hacer otra película más. Supongo
que es una estrategia de venta como cualquier otra. Me retiro. Ahora no. Ahora sí. Efectos secundarios, como muchas otras de sus películas se basa
en una pequeña anécdota que le permite realizar unos cuantos planos originales
que tiene en mente. Pero lo importante son esos planos. No la trama, ni la
película en sí. Como esos planos no se los van a estrenar en cines por su cara
bonita, los adereza con un guión que puede ser más o menos solvente. Confieso que me habría enfadado mucho con
esta peli si se hubiese limitado al problema ético. Cuando a media película la
sentencia queda dictada, empecé a animarme. Porque, obviamente, ahí tenía que
haber algo más. De modo que, cuando empieza a convertirse en una historia paranoica-policiaca,
me enganchó. Le veo agujeros, pero sirve para
entretenerse. Sin embargo, ya que se trata de una peli policiaca, creo que el
ritmo debería haber sido otro. En cualquier caso el enigma crucial no se
resuelve: ¿se retira o no se retira del cine? Aclárate,
leñe.
Si te gustó La vida de los otros te gustará Bárbara. Te preguntas cómo es posible que tanta gente
soportara tanto tiempo si uno, espectador, a los 20 minutos, ya está tenso,
agobiado, deseando que le dejen respirar. Petzold nos lleva a un hospital
rural y sigue el día a día de una doctora que estuvo en Berlín, acabó en la
cárcel y ha sido trasladada a un rincón del país para que no moleste. Pero
sigue siendo observada, vigilada, espiada, registrada humillantemente. Al hospital llega una niña embarazada. Sólo
quiere tener su bebé fuera de ese país de mierda. Sin acción, sin muchas conversaciones, con
detalles, pone de relieve la locura deshumanizadora de un régimen: el suero que
tarda 4 días en llegar, la mujer que se consuela viendo catálogos de joyas que
nunca tendrá, el "laboratorio" del hospital... Cosas tan sencillas que
duelen. O preguntas como: -¿Si me caso con un occidental, me dejarán salir? Y le respuesta terrible, verdadera, completamente segura: -No. Nina Hoss, como siempre, muy
bien.
Desde luego es imponente a nivel visual. La
concepción de espacios y la organización de los ambientes resulta alucinante.
La estética, cercana a la de un cómic, deja algunos fragmentos sorprendentes,
entre lo onírico y lo kitsch, aunque
hace pensar en un potencial no aprovechado. Y la fotografía, esmeradísima,
anima a seguir con atención las nuevas sorpresas a la vuelta de cada fotograma. Ese juego de las dos gravedades y de la
gente sometida a su propia gravedad depara momentos brillantes. Con su
desventaja. Porque, visualmente, observamos la película como un juego
dicharachero y socarrón. Y eso impide que nos creamos el drama, que nos podamos
emocionar con la historia de amor entre Jim Sturgess y Kirsten Dunst.
Su lucha y su angustia suenan a broma. Muy majo Timothy Spall. Una película ocurrente y muy llamativa. Pero
descompensada enormemente. En cualquier caso, Juan Solanas es
otro nombre a seguir. Respira hondo, exhala y di: -¡Ah! El amor es más grande que la gravedad.
1. Martin Scorsese empieza a darse
cuenta de que ya está amortizado y sigue los pasos de George Lucas. Reorienta
la carrera. Su idea: serie de televisión extendiendo Gangs of New York. Original que es uno.
2. Under
the Dome me suena a una mezcla entre Jericho y Revolution.
Espero más de lo primero (lamenté que se cancelara) que de lo segundo (no
entiendo por qué no la cancelan). 3. Sara, Santiago y Jaime
me han señalado que la vuelta del Doctor
Who parecía un capítulo de Black
Mirror. Indudablemente. No me gustó. Matt Smith parecía
desubicado, en plan qué hago yo aquí. Capítulo para exterrrminarrr. 4. Top
of the Lake: como estaba previsto, ahí no pasa nada. Puedes saltar del
capítulo 1 al 4 sin problemas. Toda esa gente depre sigue depre. Pero sigo. No sé
por qué. 5. Me gustó la broma de Bryan Singer
el día 1 de abril. La mutante Dazzler de los X-Men la interpretaría Lady
Gaga. Buenísimo.
No es magistral como la segunda. Pero es muy
buena. Últimamente se escribe abundantemente sobre Justified, así que no voy a comentar sus muchas virtudes. Sólo
que hay capítulos que parece que no se pueden hacer mejor hasta que llega el
siguiente.
Basten algunas frases como perlas. -Si no se aparta voy a dispararle. Y aquí el poli falso se entera de que Givens
es el más rápido a este lado del río. Givens le vacía el cargador en el pecho y
dice: -Joder, espero haber entendido bien lo que
dijo. O la situación con el tipo al que cortaban
un pie. -¿Cuál de los dos es tu cliente? -El tonto. -Con eso no consigo descartar a nadie. O esa frase de Winona, su mujer, después de
que ambos se carguen a tres tíos: -Bueno. Por lo menos no
ha muerto nadie. Por sacarle algún
defecto creo que deberían dar más cancha a los otros dos marshal, Rachel y Tim.
Cuando empecé el blog fijé la regla, no
escrita, de no comentar libros. Ni siquiera de cine. Era un modo de motivarme a
hacer otro blog. Otro blog que nunca llegó a existir.
Para un fan de Miyazaki este libro es
indispensable. Aunque demasiado académico. Yo habría preferido un ensayo, con
más pasión y soltura. Pero es la opción de la autora, Laura Montero, y
resulta imponente. Nausicaa del Valle del
Viento, La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro son las
películas que mejor analiza y más extensión ocupan. Las que menos son Mi vecino Totoro y Porco Rosso. Lamento lo de esta
última particularmente. Aunque la autora dedica mucho espacio a las auto-referencias,
no lo hace tanto con las influencias externas. Y, claro, Porco Rosso sólo se puede comentar
desde Casablanca y Sólo los ángeles tienen alas. El capítulo que dedica a la mitología, los
dioses y la reformulación de la tradición, es una verdadera locura. Se ve que
hay muchísimo trabajo detrás. Imposible de seguir si uno es novato. Pero contiene
muchas claves para entender las películas. Desde luego no sirve como introducción. Es
para aquellos que ya idolatramos al director nipón. Si eres de estos últimos,
no te lo pierdas.
Ya comenté que a Utopia le interesaba demostrar que era bestia más que la trama
en sí. Del mismo modo, el mayor interés de Orphan Black es enseñarnos el mayor número posible de culos. De
un modo, a veces tan forzado, que casi no te lo puedes creer.
A nadie se le escapa que, cuando ocurren
esta clase de cosas, hay una notable falta de confianza en la historia. He
visto la promo del 1x02 y parece que Tatiana
Maslany se estanca en esa casa que ha elegido, precisamente de donde
debería estar huyendo (con su hija) desde los últimos 15 minutos del piloto. Creo que la premisa es buena e, incluso,
podría ser poderosa. Pero si una trama de conspiración, clones y asesinatos va
a quedar circunscrita a un espacio y a media docena de traseros
personajes, significa cortedad de miras. Le voy a conceder el beneficio de un
capítulo más. Pero si Sarah decide quedarse quieta, repitiendo por enésima vez que
quiere a su hija, sin ir a por ella, ahí se queda.
Chico busca chica en una Barcelona
post-apocalíptica.
Los hermanos Pastor componen el guión
recopilando escenas de otras muchas películas. No llegan a impactar sus calles
desiertas, los animales salvajes sueltos, encuentros con gentes... Escenas que
ya hemos visto aquí o allá. Lo que menos me gusta es eso de usar a los personajes
(Andrea dando una pista, el jefe salvándole la vida) y luego prescindir de
ellos. En el cine la causalidad funciona, la casualidad le hace perder
credibilidad. Pese a todo, la peli se deja ver. Ese viaje
(subterráneo) por Barcelona, contemplando a gente agorafóbica, resulta
claustrofóbico. Hay tensión. Y luego está el final. Como es una peli
española supuse que, cuando Marc se decidiera a cruzar una calle, le atropellaría
el camión de la basura o le caería un satélite en la cabeza. Pero mira tú. Es
un final esperanzador, un simbolismo demasiado explícito pero sugerente. Y, además, se prestaría a una continuación
con ciencia-ficción de otro género.