Hay decenas de películas en las que el baile
expresa la rebelión social o la autoafirmación personal. El baile como arma,
como símbolo de lucha y subversión.
Esta es la historia de un bailarín en Irán
de modo que, a priori, la idea podría ser muy buena. Un tipo que se rebela, en
el Teherán de 2009, contra una sociedad que se enorgullece de su estrechez de
pensamiento.
Pero es todo. Las virtudes de esta película
se limitan a sus buenas intenciones. Todo lo demás es un cliché, redundancia y
didactismo forzado. Jopé: hasta la peli que le motiva a ser un bailarín es Dirty Dancing. El final es un exceso
sentimental.
No estoy capacitado para juzgar sobre danza
moderna, así que no podría decir si los bailes que vemos son buenos o no. Pero
no son los suficientes (para tratarse del tema central) y pesan más las
manifestaciones y jaleos políticos.
También es publicidad
de youtube.
Flojita tanto
conceptualmente como en ejecución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario