Hay cosas irrevocables. La muerte. Hacienda. Memento. Tras Memento, si haces una película sobre
la memoria a corto plazo, te puede ocurrir esto. Las comparaciones son
inevitables y vas a salir perdiendo.
Y ya puedes tener a Nicole Kidman, Colin
Firth y Mark Strong que no hay nada que puedas hacer.
La historia tiene su intriga porque,
lógicamente, la mujer que despierta sin recuerdos trata de recomponer las
piezas. El espectador, en el punto de vista de ella, las encaja al mismo
tiempo.
Pero aquí no hay montajes llamativos y
desconcertantes. Salvo algún flashback
aclarativo todo es lineal hasta llegar a un final que, si no del todo
predecible, tampoco es excesivamente llamativo. La trama de suspense rivaliza
con el drama convencional y se queda en un producto bastante ligerito.
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