Después de dos prólogos-chicle Jackson
llega a donde quería llegar.
Se nota. Pierde menos el tiempo con
tonterías, la narrativa es más sólida, va al grano sin marear a los conejos de
Radagast. Aunque el pobre Radagast aún sigue… En fin. Y Gandalf debería morir
menos a menudo.
A mí me
parece bastante incoherente la aparición por arte de magia de ejércitos
tan descomunales. No me cuadra con el tono de la historia. Pero ya sabemos que
no existe la palabra suficiente para Jackson
si se trata de espectáculo.
El tío también mete bastante humor, supongo
que porque asocia humor con infantil y le han dicho que El hobbit es infantil. Pero, obviamente, los momentos tristes,
los de las lágrimas, no los logra. No lo logra porque ha destrozado a los
personajes. No sentimos la suficiente empatía como para emocionarnos en las
secuencias en que deberíamos sacar los pañuelos. Y me consta que los chavales
de 13/15 años sí lo hacen cuando leen El
hobbit.
Bueno. Hay pocas pelis de aventuras y las pocas que
hay no suelen dar la talla. Así que me parece bien. Alguien que consigue hacer
dinero con cine de aventuras merece un respeto.
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